TERESA CRUZ. Corresponsal
LAS PALMAS.-
El Marine I, fondeado desde hace cinco días frente a las costas mauritanas con cerca de 400 inmigrantes a bordo tras dos meses de viaje por alta mar, partió ayer en dirección al puerto de Nuadibú después de que el Gobierno español consiguiera un acuerdo diplomático con Mauritania.
Así lo anunció por la mañana la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, quien informó de que cuando la nave llegue a tierra se procederá inmediatamente al desembarco de estas personas, de origen asiático y africano, que fracasaron en su intento de arribar al litoral de las islas Canarias, informa Efe.
No obstante, y pese a este anuncio, los inmigrantes «siguen fondeados», según relató por la tarde la responsable de Cruz Roja en este país africano, Olivia Acosta, a la espera de que las autoridades mauritanas den las órdenes oportunas.
«Nosotros estamos a la espera de que nos digan si procedemos a levantar un hospital de emergencia a pie de muelle, y por el momento no nos han dicho nada, aunque estamos esperanzados en que el problema se resuelva de inmediato porque la presión psicológica de estas personas y la falta de salubridad son evidentes», matizó Acosta.
Según el acuerdo alcanzado entre el Gobierno español y el mauritano, está previsto que el buque, averiado desde el domingo a 15 millas de la costa mauritana, sea remolcado a puerto después de que el país africano levante la prohibición que impedía su retorno.
El secretario de Estado de Exteriores, Bernardino León, anunció ayer por la mañana que esperaba cerrar «con carácter inmediato» un acuerdo de repatriación de los subsaharianos. La medida afectaría en primer lugar a unos 35 pasajeros del barco socorrido, que dijeron ser nacionales de Guinea-Conakry, Liberia y Sierra Leona. El resto de los embarcados que, al parecer, son nacionales de diversos países asiáticos, quedarían bajo la responsabilidad de la Organización Internacional de Migraciones (OIM).
Los inmigrantes aseguran llevar a bordo de este viejo arrastrero desde hace más de dos meses. Durante la semana que lleva averiado, nadie ha podido subir a bordo, y la comunicación con sus ocupantes ha sido a través de radio. «Según nos han relatado ellos mismos, presentan fiebre, vómitos y diarreas, y por la forma de hablarnos notamos que se encuentran muy nerviosos porque no saben lo que les espera», comenta la portavoz de la ONG.
España se ha visto inmersa en este asunto porque fue un avión de reconocimiento español el que divisó a los inmigrantes a la deriva. El Centro de Control Nacional de Salvamento en Senegal solicitó ayuda a Salvamento Marítimo en España, que envió al buque remolcador Luz de Mar al encuentro de los sin papeles.
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