Sábado, 10 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6264.
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CALANDA Y OCHO MUNICIPIOS MAS (ARAGON)
Tambores de paz en Semana Santa
JAVIER ORTEGA. Corresponsal

ZARAGOZA.- Nadie se imagina la Semana Santa de Calanda y otros ocho pueblos del Bajo Aragón, en Teruel, sin el ruido atronador de miles de tambores. La Ruta del Tambor y el Bombo, de fama mundial y declarada de interés turístico, comprende Albalate del Arzobispo, Alcañíz, Alcorisa, Andorra, Calanda, Híjar, La puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén.

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Son unos 36.000 habitantes, y cada año tocan 13.000 tambores y 5.000 bombos desde la medianoche del Jueves Santo hasta primeras horas de la tarde del Sábado Santo.

La Rompida de la hora, el toque unánime de tambores y bombos, comienza a las 00.00 horas del Jueves Santo. A una orden del alcalde o del primer toque del invitado especial, comienza el redoblar. Hasta 20.000 personas se concentran en la plaza mayor de Calanda para ver el espectáculo. Aseguran que el ruido ensordecedor se mete en la cabeza y hasta en la sangre. Las cuadrillas recorren la calle y rivalizan para confundirse con sus sones. Los tambores y bombos no enmudecerán hasta las 14.00 horas del Sábado Santo.

Unos dicen que se conmemora el estremecimiento de cielo y tierra en el Gólgota tras la muerte de Cristo. Otros, que en la noche de oficios de tinieblas los fieles golpeaban con piedras los bancos de la iglesia. Y los hay que cuentan que, en tiempos, franciscanos y mendigos salían a pedir por las casas al son del tambor. La tradición se remonta al siglo XV.

Atrae por igual a creyentes y a ateos. Luis Buñuel, natural de Calanda y que cada Viernes Santo tocaba el tambor allí donde se encontrase, dijo una vez: «Es un fenómeno asombroso, arrollador, cósmico, que roza el inconsciente colectivo, en donde los tambores hacen temblar el suelo bajo nuestos pies, sometiendo la naturaleza a su propio ritmo».

No hay denuncias por el estruendo. El Ayuntamiento de Calanda no tiene normas anti-ruido y, aunque saben que superan con creces los decibelios, además de que no tienen con qué medirlos, dice que nadie se queja. «Saben que es tradición y que esa noche no se duerme en toda la Ruta del Tambor y el Bombo».

Ignacio Saez Cosculluela, presidente de la Plataforma Estatal contra el Ruido, precisa: «No nos alegramos de que no haya fiesta o carnavales, que al final los habrá tras negociar con el Ayuntamiento. Pero hay que cumplir la ley. Acatamos la Justicia».

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