Poquísimos sitios en la capital con menos aureola mística que el by-pass de la M-30 en el Manzanares. Pues allí, justamente allí, pelo de plata recogido en moño, traje color perla con bordado de plantas, lazo salmón y zuecos celestes, se hizo carne ella, delicada flor de loto en el nada zen jardín de grúas donde (sobre)vive el edificio de la Casa del Reloj, en el Matadero Madrid. Partiendo las aguas de la catarata de actividades culturales made in South Korea que bañará la ciudad los próximos días -con ARCO como definitivo remolino-, llegó a esta otra punta del mapa la gran chamana Kim Keum Hwa. El nombre no dirá demasiado, pero es la más importante personalidad de esta ancestral congregación en su país. Tanto, que ha recibido la consideración de Patrimonio Nacional Viviente.
«El reconocimiento ha sido, sobre todo, para la religión tradicional de Corea. Durante las décadas de los 50 y 60, el chamanismo fue bastante perseguido. Se veía como algo negativo, que impedía el desarrollo de la nación. La distinción fue muy celebrada. Permitió poner fin a ese sufrimiento y reportó mayor respeto», comenta, en relación a tan alto honor, con gesto manso y voz que transmite serenidad.
Esa misma armonía es la que hoy ofrecerá a todos aquellos que acudan a presenciar (y participar en) el rito chamánico tradicional coreano, conocido como gut. La celebración conjuga música, danza y oraciones (palabras proféticas, más concretamente). A dicha invocación se recurre para poner en comunicación el mundo de los vivos con el de los muertos. El gut se divide en 12 fases. En cada una de ellas se convoca a distintos dioses y espíritus para que concedan sus bendiciones. Kim se encargará de hacer llegar las esperanzas y el dolor de los asistentes a esa otra dimensión, solicitando protección. Y todo a través de un arrebatador baile y un canto, por momentos, desgarrador.
«Generalmente, la gente piensa que el mundo de los dioses y los espíritus y el de los humanos están separados, cuando están muy pegados. Yo ejerzo de mediadora entre ambos», explica la chamana, que llega a España por vez primera (antes ha estado en países como Francia o Alemania). ¿Y de qué forma prepara el alma y el cuerpo para el rito? «Desde que llegué a Madrid anoche he dado gracias a los espíritus por traerme tan lejos de Corea. Les he pedido, a su vez, que estrechen los lazos entre los dos países, que aquí no haya ningún accidente y que quienes vengan a la ceremonia puedan dejar tras de sí todo lo malo». Los espíritus de la montaña, del cielo y de los cuatro puntos cardinales están llamados a formar parte del rito.
Interesa conocer dos cosas. Una: que el solemne acto ha sido difícil de preparar («hay comidas tradicionales con ingredientes que aquí no se pueden encontrar»). Y dos: que el gut, en origen, se prolonga durante dos noches y tres días; la versión española durará dos horas. «Es una pena no hacer todo el proceso», se lamenta Kim, «porque el gut es, ante todo, una fiesta y un juego. Saca el estrés, que puede traducirse en enfermedad, para resucitar como algo nuevo». Reflexiones que recoge en su biografía, Compartir las bendiciones y liberarse del sufrimiento.
Parientes lejanos -remotos- por su condición de península, ¿Comparten Corea y España cierta espiritualidad? «Mi primera impresión fue que la ciudad era bella y que la gente parecía inocente. Pero veo que sucede como en mi país. Todo el mundo piensa en sí mismo y es egoísta, por eso hace el Mal».
Para el final queda el principio: ¿habría alguna forma de purificar tanta obra? «En un ambiente difícil como éste puede haber espíritus malos, como los que provocan un accidente, la droga o el alcohol... Quisiera regalar bendiciones para que no permanezcan aquí y dejen de fastidiar a los vivos».
Rito chamánico tradicional coreano.
De 12.00 a 14.00 horas, en Matadero Madrid (Paseo de la Chopera, 10).