Un rincón extremeño con aspecto de local popero de los años 60, amante del cine y del arte. La de la calle Moratín (hay otras dos, una en Buen Suceso, 24 y otra en la Cava Baja, 7) se desenvuelve en una amplia sala regentada por una pequeña barrita. No hay hueco en la pared que se salve de un poster curioso, una frase de esas para utilizar en el momento adecuado o un guiño kitsch. Mesas bajas de madera y una carta que brinda homenaje a los productos de la tierra... la de Extremadura. Son excepcionales las migas, por algo, ya a la entrada se anuncia «la casa de las migas extremeñas». Así es. Nada mejor que comenzar con una tapita de quesos y embutidos de la tierra, atraverse (no hay arrepentimiento) con el magro de cerdo o el ciervo en salsa... y, evidentemente, regar plaza vino de piparra. Para los que gustan de acabar con chupitos... hay de todo, de bellota a cerezas del Jerte...