Durante la jornada de ayer se esperó con gran expectación la reacción de los países europeos al anunció del jueves en La Meca de los líderes palestinos de formar un Gobierno de unidad nacional. El acuerdo, firmado entre los dirigentes palestinos, el presidente, Abú Mazen, de Al Fatah, y el líder de Hamas, Jaled Meshal, tiene como principal objetivo poner fin al bloqueo económico internacional impuesto a la Autoridad Nacional Palestina desde que pasó a manos del movimiento islámico con su victoria en las elecciones de hace un año.
Ayer el diario palestino Al Quds escribía que los acuerdos de la Meca tendrían que «satisfacer a la comunidad internacional y levantar el injusto bloqueo impuesto al pueblo palestino y retomar sus esfuerzos para relanzar el proceso de paz después de más de seis años de impás».
El periódico israelí Haaretz apuntaba que el futuro Gobierno palestino ya no será más «un gobierno de Hamas y en esas condiciones Israel y EEUU tendrán dificultades para pedir a la comunidad internacional que continúe con el boicot de este Ejecutivo».
EEUU e Israel insistieron en que su condición para cooperar con el Gobierno palestino pasa por el reconocimiento de Israel. Mientras tanto, la Unión Europea, Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia y China recibieron con optimismo el acuerdo firmado.
Cristina Gallach, portavoz de Javier Solana, Alto Representante de Política Exterior de la UE, aseguró que «iban a estudiar todos los detalles con la mejor voluntad, de forma positiva pero cautelosa».
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Philippe Douste-Blazy, calificó el acuerdo como «un paso» hacia el reconocimiento de Israel en la medida en que el programa de unidad incluye «el respeto a las resoluciones internacionales y los acuerdos de la OLP». Uno de los pactos para la formación del futuro Gobierno es el de «respetar», aunque no necesariamente cumplir, los acuerdos de la OLP con Israel.
Hamas quiso dejar claro que el «respeto» de los acuerdos tampoco supondrá necesariamente un reconocimiento de Israel por parte del movimiento islámico. «La posición de Hamas es conocida: no reconoce a la entidad sionista», declaró el portavoz del movimiento, Ismail Raduan. Y apostilló que «Hamas es una cosa y el Gobierno es otra. Hubo un pacto ayer sobre el respeto de los acuerdos firmado por la OLP, pero esto no significa el reconocimiento de la legalidad de la entidad sionista».
«No reconoceremos nunca a Israel. No existe una identidad llamada Israel, ni en la realidad ni en la imaginación», sentenció Nizar Rayan, un alto responsable de Hamas en la franja de Gaza.
Mientras en la franja de Gaza el de ayer fue un día de festejos para los palestinos. Olvidando sus diferencias, los miembros de Al Fatah, de Hamas y de las demás facciones palestinas, celebraron juntos el acuerdo alcanzado por sus líderes.
Cientos de personas se concentraron en las calles en las que hace tan solo una semana habían sido el escenario de encarnizados enfrentamientos. Con disparos al aire, bailando y enarbolando y, ahora sí, pacíficamente sus banderas, los palestinos se mostraron felices por el pacto alcanzado entre sus dirigentes.
Hizbulá se congratula por el pacto firmado
JERUSALÉN.- Mientras el ministro israelí para las Situaciones de Emergencia, Avigdor Lieberman, declaró ayer que «Israel debe prepararse para afrontar cualquier contingencia, diplomática o militar», tras el acuerdo de La Meca, en el Líbano, la milicia chií Hizbulá, se congratuló por el pacto entre los dos movimientos palestinos. «El acuerdo entre Hamas y Al Fatah representa un paso positivo, que permitirá disminuir el derramamiento de sangre, impedirá una guerra civil y permitirá volver al diálogo, así como al reconocimiento del otro», afirmó la milicia chií libanesa en un comunicado. El pueblo palestino «está amenazado por un solo enemigo, la ocupación sionista que trabaja por abolir sus derechos legítimos», agregó Hizbulá. Y continúo: «Nos congratulamos de cualquiera etapa que consolide la unión de las fuerzas palestinas e instamos a todos a la unidad para hacer frente al terrorismo sionista que utiliza en la actualidad su peor imagen atacando los lugares santos de Al Quds (Jerusalén) y la mezquita de Al Aqsa».