Sábado, 10 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6264.
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Mitt Romney, un candidato en busca del milagro mormón
El ex gobernador de Massachusetts, con una pobre popularidad pero gran capacidad de recaudar fondos, se presenta a la Presidencia
PABLO PARDO. Especial para EL MUNDO

WASHINGTON.- La campaña electoral de 2008 en Estados Unidos está marcada por el exotismo. Por un lado, está llena de candidatos con pocos precedentes. El principal aspirante demócrata es una mujer, Hillary Clinton. Y su mayor rival es un afroamericano, Barak Obama, que hoy anuncia en Springfield, la capital del estado de Illinois, la presentación de su candidatura. Claro que ésa no es la única peculiaridad de las presidenciales de 2008. Porque esas elecciones van a ser las primeras en 80 años en la que ningún candidato a la Presidencia ha ejercido con anterioridad un cargo electo en el Ejecutivo, es decir, no ha sido presidente o vicepresidente. Es algo que no se da desde que en 1928, unas elecciones que terminaron con la elección del republicano Herbert Hoover.

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En este contexto, Mitt Romney, aporta su toque de exotismo porque es mormón. No es, ni de lejos, el favorito entre los 11 candidatos republicanos que ya han presentado su candidatura de forma oficial. De hecho, un sondeo publicado el jueves por Rasmussen Reports revelaba que, tras cinco semanas de campaña, la popularidad de Romney sólo ha subido seis puntos, de modo que sólo un 35% de los consultados tiene una visión favorable de él. Además, la encuesta ponía de manifiesto que el 31% de los estadounidenses tienen una mala opinión del ex gobernador de Massachussets.

Aún más deprimente para el candidato mormón era el hecho de que su intención de voto es de sólo el 9%. En otras palabras: Romney ocupa, entre las preferencias de los votantes, «un sólido cuarto lugar», según el sondeo, por detrás no sólo de los dos principales candidatos del partido, el ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani (27%) y senador John McCain (19%), sino incluso a una significativa distancia del ex presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, que recibiría el 13% de los sufragios.

Hay varios motivos que explican el rechazo de los votantes a Romney. Uno es su ambigüedad. Por un lado, es un conservador, pero también ha jugado la carta centrista, gracias a la cual fue elegido gobernador del izquierdista y católico estado de Massachussets en 2003. Aunque, el hecho de que un mormón gane en Massachusetts sólo podría ser comparable a que el PNV pierda en el País Vasco o la CSU en Baviera, y Romney lo ha conseguido. Y Romney quiere repetir ese milagro electoral en 2008.

Pero esta vez a nivel nacional. Para ello cuenta con una gran baza: el dinero. Y eso es algo fundamental en los comicios 2008, que ya han sido bautizados como la campaña de los mil millones de dólares, puesto que se estima que ésa será la cifra combinada que gastarán los candidatos demócratas y republicanos.

Aunque no hay datos recientes, en enero, el ex gobernador de Massachussets había recaudado 6,5 millones de dólares, (4,9 millones de euros), frente a los dos millones de McCain y al millón de Giuliani.

Es cierto que Hillary Clinton tiene todavía 14 millones de dólares (unos 12 millones de euros) que le sobraron de su ultracara campaña electoral de noviembre, en la que logró la reelección como senadora de Nueva York. Pero no lo es menos que la ex primera dama, a pesar de contar con el apoyo de todo el aparato político de su marido, el ex presidente Bill Clinton, sólo espera recaudar otros 10 millones antes de finales de marzo.

El hecho de que Romney haya sido capaz de acumular una cifra tan respetable en menos de un mes indica su capacidad para atraer donaciones. Y deja en una posición bastante mala a Barack Obama, quien sólo tiene en el banco 755.000 dólares, a pesar de haber conseguido captar a la mayor parte de los donantes que iban a apoyar a Kerry, que ya anunció hace un par de semanas que no tiene intención de repetir en 2008 el asalto a la Casa Blanca después de su derrota a manos de Bush en 2004.

Romney también tiene a su favor su carácter conservador, lo que le sitúa más cerca del corazón republicano que a McCain y, sobre todo, a Giuliani, un divorciado a quien las bases del partido juzgan demasiado izquierdista.

Pero el principal problema de Mitt Romney es su confesión: es mormón. Y esa religión sigue siendo controvertida en EEUU, a pesar de que se trata de la confesión religiosa que se está expandiendo más deprisa en todo el mundo. Hoy ya no hay el grado de oposición de hace 168 años, cuando el gobernador de Misuri emitió una Orden de Exterminio -un Holocausto- contra los mormones. Pero aún así siguen siendo un grupo controvertido dentro de la sociedad estadounidense. Y, sobre todo, entre los votantes conservadores del sur, los mismos que coinciden con sus puntos de vista sociales contra el matrimonio homosexual y el aborto.

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