Sábado, 10 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6264.
OPINION
 
Editorial
ERC VUELVE A INTENTAR ENFRENTAR A CATALUÑA CON ESPAÑA

El nacionalismo radical intentó ayer convertir en un ataque a Cataluña la decisión de la marca deportiva Kelme de rescindir el contrato de patrocinio a Oleguer Presas, jugador del Barcelona.

Oleguer había escrito en la publicación vasca Berria que el Estado se está ensañando con el etarra De Juana Chaos y que éste no ha tenido un tratamiento judicial neutral, asegurando que las instituciones actúan de forma «hipócrita» y tienen «zonas oscuras».

Posteriormente, el jugador afirmó en una comparecencia ante los medios en las instalaciones del club que había pretendido utilizar este caso «para hacer una crítica del Estado de Derecho y para cuestionar la independencia del poder judicial y político».

El primero en recriminar estas palabras fue el propio Joan Laporta, presidente del Barcelona, que manifestó que Oleguer se había equivocado al pronunciar opiniones políticas dentro de las instalaciones del club.

Al día siguiente, Kelme anunció la decisión de rescindir el contrato de esponsorización con Oleguer, alegando que había recibido numerosas protestas y cancelaciones de pedidos de las botas que utiliza este jugador.

La polémica habría terminado a estas alturas si no fuera porque ayer ERC utilizó este caso para acusar de «catalanofobia» a Kelme y a «los poderes mediáticos, políticos y empresariales que están atizando una campaña de difamación» contra el jugador, conocido por sus ideas independentistas.

Nadie ha atizado una campaña de difamación contra Oleguer, que está en su derecho de opinar lo que quiera sobre el trato a De Juana Chaos. Creemos que su artículo es disparatado, pero reconocemos que Oleguer tiene derecho a escribir o manifestarse con entera libertad, como cualquier ciudadano.

Pero el mismo derecho que tiene el jugador azulgrana a expresar sus opiniones, lo tiene Kelme a rescindir su contrato si cree que la imagen de Oleguer perjudica la venta de sus productos. No es la primera vez ni será la última que una marca comercial rescinde un contrato de este tipo.

Resulta patética, por ello, la reacción de ERC, intentando convertir este asunto en una agresión contra Cataluña. ¿Acaso Kelme no habría actuado de la misma forma si Oleguer hubiera nacido en Burgos? Lo que comenzó siendo un hecho anécdotico se ha convertido en un síntoma de la paranoia de ERC, que es la formación con la que se han asociado Zapatero y Montilla en Madrid y en Barcelona. Los dirigentes del nacionalismo radical siempre están buscando un pretexto para enfrentar a Cataluña y España. Ellos son los que agudizan las tensiones para buscar un rédito electoral con un discurso victimista. Basta ya de esta demagogia porque los ciudadanos están hartos.

 © Mundinteractivos, S.A.