MARIUS RUBIRALTA (UB)

«La Universitat de Barcelona (UB), sin ser una universidad especializada, lo es», opina su rector. Buena parte de la oferta de la UB se concentra en el ámbito de la filología. «En el actual momento de globalización hay que tener en cuenta el valor que eso supone y no dar tanta importancia al número de alumnos», indica Rubiralta.El rector emplaza a Universitats a «salir de las cifras» porque se pueden «extraer conclusiones equivocadas».

Rubiralta explica que el coste de mantener una carrera como filología gallega -con sólo dos alumnos- es muy pequeño si se compara con el coste que supone el intercambio cultural entre Galicia y Cataluña (existe un acuerdo entre dos comunidades para que en cada una de ellas haya la posibilidad de estudiar la cultura de la otra).«Tiene una función con valor social, es la contrapartida a la parte económica», sostiene Rubiralta.

El rector de la UB opina que un país debe tener un «núcleo importante de conocimientos y un conjunto general de titulaciones que los garantice». En este sentido, destaca el «patrimonio importantísimo» de las bibliotecas de letras, un «elemento clave y diferenciador» de la UB.

JOAN VIÑAS (UDL)

La Universitat de Lleida (UdL) tiene un programa de estudios -el ETSEA- que desde el 2001 agrupa los primeros años de algunas carreras en un ciclo común. El rector señala que algunas titulaciones con pocos estudiantes tienen un «valor intangible y añadido muy importante» e indica que las especializadas no pueden medirse con el mismo rasero que una generalista. Joan Viñas pide que se tenga en cuenta la «singularidad y potencialidad» de la UdL que reside, por las propias características del territorio, en la Ingeniería Agraria.

«Hay que buscar la eficiencia y la rentabilidad social, más allá de un número mágico cifrado en 15», opina Viñas. El rector también destaca el papel que juega la UdL como «equilibrio del territorio» y pide que «se siga haciendo país» en el reparto de las titulaciones más especializadas porque «la misma distancia hay de Barcelona a Lleida que de Lleida a Barcelona».

FRANCESC X. GRAU (URV)

Para el rector de la Universitat Rovira i Virgili (URV) la cuestión es «programar nuevas enseñanzas y no replantear las actuales».En su opinión, el debate que se ha producido a raíz de la baja demanda de algunas carreras es «un ir calentando motores» para poner en marcha «otro debate más amplio y necesario en torno a la nueva programación que requiere la convergencia con Europa».

«No hace falta preocuparse porque todas las titulaciones actuales, tal y como las conocemos, desaparecerán. Con el proceso de Bolonia, todas tienen una fecha de caducidad», afirma Grau.

El rector de la URV aclara que «no hay que mirar titulación por titulación» porque se podría caer «en el paroxismo», sino que hay que tomar como referencia la eficiencia del sistema universitario en su totalidad: «Si globalmente la universidad es eficiente nos podemos permitir una carrera deficitaria».

ANTONI GIRO (UPC)

«Estamos en un momento de transformación total del sistema universitario», señala el rector de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).En su opinión, esta transformación tiene que asegurar un «equilibrio entre contenidos y competencias».

En esta etapa de cambios, el rector indica que «no se puede ser generalista» y fijar un número de alumnos por debajo del cual una carrera no es rentable. En este sentido, pone un ejemplo de supuesta carrera deficitaria, Ingeniería Textil, que sólo cuenta con 9 matriculados. Pero todos los licenciados salen con trabajo. «Cerrar una carrera no quiere decir optimizar recursos», afirma. Lo que sí admite, pensando en Bolonia, es reorientar las carreras con pocos alumnos hacia un máster.

JOSEP JOAN MORESO (UPF)

«Si vamos hacia la desaparición de todos los programas, no tiene sentido es un mapa universitario absoluto y definitivo», considera el rector de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Para Josep Joan Moreso un mapa de titulaciones con una estructura fija es «una visión propia del siglo XIX». «Las universidades a las que queremos parecernos no son así», añade. Y como ejemplo, escoge el modelo de Oxford, que ha potenciado las disciplinas teóricas -su punto fuerte- y en vez de impartir Matemáticas puras oferta la carrera de Matemáticas y Filosofía. Siguiendo esta línea, la UPF propondrá diversas titulaciones transversales para «dar una oferta más atractiva que motive a los alumnos», afirma su rector.

Moreso reivindica más autonomía y confianza en las instituciones académicas por parte de las administraciones. Por eso, pide que se modifiquen los criterios de financiación en función de la eficiencia, los resultados o la inserción laboral en vez del número de alumnos.

ANNA MARIA GELI (UDG)

«La posibilidad de cerrar estudios con pocos alumnos es un tema complejo que en ningún caso se puede reducir a unos números absolutos y aplicables a todos los estudios o a todas las universidades», sostiene la rectora de la Universitat de Girona (UdG). Anna María Geli señala que no hay que olvidar «la misión» de las universidades públicas, que es promover el desarrollo del país a través de tres tareas interrelacionadas: la docencia, la investigación y la transferencia. «No podemos anular una sin que las otras se vean afectadas», señala.

La rectora explica que dos de las ingenierías técnicas con menos de 15 alumnos -Explotaciones Agropecuarias e Industrias Agrarias- ya tienen un primer curso común, por lo que el grupo asciende a 28 alumnos. Geli pide que se tenga en cuenta que en las enseñanzas de segundo ciclo suelen haber menos alumnos, ya que para acceder a ellas hay que superar otro primer ciclo o ser licenciado.

LLUIS FERRER (UAB)

El rector de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) apuesta por un modelo universitario «flexible» con más titulaciones en lugar de reducirlas por falta de demanda. Lluís Ferrer pide «más autonomía» para las universidades y que puedan decidir su oferta.También lamenta que algunos gobernantes prefieran el sistema de los años 40 basado en «una reducción de titulaciones muy ordenada», informa Europa Press.