Domingo, 11 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6265.
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La omisión del bien no es menos reprensible que la comisión del mal (Plutarco)
 CRONICA
Juan Villalonga
AHORA HACE CASAS PARA POBRES
CONSUELO FONT

Recientemente, Juan Villalonga, el que fuera todopoderoso presidente de Telefónica, y uno de los personajes que más portadas acaparó en los medios de comunicación durante la etapa Aznar, llamó al presidente de una importante entidad financiera española. Le pasaron con su secretaria personal. «¿Quién le llama?». «Soy Juan Villalonga», respondió él. «¿Me puede decir de qué empresa es por favor?», repuso la secretaria. Tras un cierto estupor inicial, Villalonga pensó para sí. «Está claro que el tiempo lo cura todo».

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Y es que desde su polémica salida de la cúpula de Telefónica en julio de 2000, precedida por su ruptura con el que fuera su íntimo de la infancia, José María Aznar, y el bombazo de su separación de Concha Tallada para unirse a Adriana Abascal, viuda del magnate mexicano Emilio Azcárraga, Villalonga puso tierra de por medio. Poco ha dado que hablar desde entonces, salvo que se estableció en Los Angeles, donde ejerció como consejero de la cadena Univisión, y que se casó en junio del 2001 con Adriana Abascal, fruto de cuya unión han nacido Paulina (de 6 años) y Diego (3). Ahora, el ex presidente de Telefónica vuelve... a España. El próximo jueves tendrá que declarar en la Audiencia Nacional a petitición de la Fiscalía Anticorrupción como imputado en el caso Sintel, filial de Telefónica que se fue a la quiebra. Muchos son los que se preguntan a qué se dedica hoy Villalonga.

Pues ha dado un nuevo giro a su existencia. Tras abandonar Univisión y trasladarse a vivir a Londres, anda en un proyecto de construcción de viviendas sociales para poblaciones en el umbral de la pobreza. ¿Villalonga haciendo casitas para pobres? En realidad se trata de un ambicioso proyecto, que verá la luz antes de este verano y tendrá sede en Portugal, un país al que Villalonga está vinculado como consejero del banco Espiritu Santo. Con una inversión inicial de unos 3 millones de euros, consiste en vender por todo el mundo la patente, en forma de royalty, de la propia fábrica que elabora estos módulos de viviendas. Especialmente en Africa y China. La fábrica de Lisboa será un espacio multidisciplinar, dedicado también a exponer obras de arte de pintores noveles, símbolo del apoyo de la industria al mundo del arte. De momento, el proyecto está funcionando en México merced al acuerdo llegado en su momento con el Gobierno de Fox de construir viviendas para la población indígena. Socio de Villalonga allí es Lorenzo Zambrano, dueño de Cemex, una de las mayores cementeras del mundo.

Pero las inquietudes del ex presidente de Telefónica no van sólo por estos derroteros. Apasionado del fútbol, en mayo del año pasado intentó adquirir el equipo inglés del Liverpool. Su intención era convertirlo en una maquinaria rentable y explotarlo sobre todo en China. Todo pasaba por adquirir los derechos de las televisiones en China, promover la cuestión publicitaria y hacer giras por aquel país exhibiendo a sus estrellas. No prosperó, porque la cifra que solicitaban sus propietarios por la venta del club no hacía rentable la operación.

Villalonga se afincó en 2004 en Londres, como plataforma estratégica para moverse por el mundo. Adquirió una residencia en el selecto barrio de Chelsea. Según una fuente próxima al empresario, «es una típica vivienda de dos plantas con jardín... Pagó unos 12 millones de euros, aunque no es una gran mansión. La prueba es que como servicio interno tienen una niñera española para sus hijos y un matrimonio latinoamericano llevado de Los Angeles».

Por deseo de Adriana, a quien le fascina California, mantienen su casa de Los Angeles, donde pasan el verano. Esa sí es una mansión hollywoodiense, con una parcela de 14.200 metros cuadrados y ubicada en el corazón de Bel Air, centro neurálgico de las estrellas de cine.

A Adriana, viuda del dueño de Televisa, le atrae el mundo de la televisión e incluso ha recibido ofertas de algunas cadenas que de momento ha rechazado. La razón: está embarazada de su tercer hijo, que espera para el mes de agosto. En Londres se ha matriculado en la universidad para estudiar arte, y además está aprendiendo chino.

Cuando esta semana regrese a España para declarar por el caso Sintel, Villalonga se va a sentir aquí casi un extraño, ya que todos sus lazos se han ido rompiendo. Con Aznar no ha vuelto a tener contacto. También su amistad con Alberto Cortina se ha enfriado. Con su ex-mujer, Concha Tallada, su relación es nula: superado el cáncer de mama que padeció, vive dedicada a su negocio, la sala de subastas Segre. Tiene tres hijos de su primer matrimonio. Según parece, se ha ocupado de echarles una mano en su vida profesional. Por no tener no tiene ni casa en Madrid. Cuando viene suele hospedarse en dos de los mejores hoteles de Madrid, el Ritz o el Palace. Para el ex presidente de Telefónica, España es el pasado.

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