Domingo, 11 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6265.
ESPAÑA
 
ARTUR MAS
«El Constitucional tiene todo el derecho para hacer una sentencia y el pueblo catalán para plantear salidas»
Una entrevista de / ESTHER ESTEBAN

HA CAMBIADO Y MUCHO EN LOS ULTIMOS MESES, DESDE ESE 1 DE NOVIEMBRE EN EL QUE LAS URNAS LE DIERON AMPLIAMENTE SU BENDICION, PERO NO PUDO ALCANZAR EL PODER GRACIAS A LA UNION DE SUS ADVERSARIOS. A ARTUR MAS LE QUEDO EL CONSUELO Y LA CONVICCION DEL TRABAJO BIEN HECHO

de que su gran apuesta política, el Estatuto de Cataluña, había visto la luz a falta, eso sí, de que superara el filtro del Constitucional, cuestión que ahora se torna compleja por la recusación de uno de sus magistrados. La entrevista se celebró el pasado jueves a última hora de la tarde en un céntrico hotel madrileño donde concluye una jornada frenética con varias reuniones de trabajo, una entrevista televisiva y distintos encuentros de hondo calado político. ¿El objeto de tanta actividad? Advertir seriamente que si el Estatuto no cabe en la Constitución, España tendrá un serio problema y, tal vez, lo que habría que cambiar es la Carta Magna.

El líder de Convergencia i Unió ni quiere ni puede olvidar lo que, en su opinión, fue un acto de traición del presidente Zapatero, después de aquella famosa escena del sofá en la que él, ingenuamente, creyó salir investido presidente de la Generalitat. Tal vez por eso, con la perspectiva del tiempo y la distancia, reconoce sin tapujos que se arrepiente, que el inquilino de La Moncloa no jugó limpio, por lo que se lo pensarán dos veces antes de darle su apoyo, si lo necesita en las próximas elecciones generales. «De su palabra no nos vamos a fiar», sentencia. Dice sin pelos en la lengua que «prefiere el Partido Popular que habla catalán en la intimidad» porque con el actual de Mariano Rajoy es imposible entenderse.

Es un hombre educado, afable y cordial con un discurso político muy bien amueblado y extremadamente pedagógico, algo casi excepcional en los crispados tiempos que corren. Por eso, en su presencia una tiene la sensación de que representa el famoso seny perdido de los catalanes. Afirma que Rodríguez Zapatero actúa con aparente determinación y mucha improvisación. Se puede decir más alto pero no más claro.

PREGUNTA.- ¿La recusación del magistrado del Constitucional Pérez Tremps puede dar al traste con el Estatuto catalán, el que ha sido su gran proyecto político?

RESPUESTA.- Creo que no hay que prejuzgar la sentencia definitiva del Constitucional, ya se verá. Si es favorable, nada que decir. Seguiremos el camino marcado por el Estatuto, que es lo que queremos.

P.- ¿Y si no es así?

R.- Si la sentencia fuera desfavorable es evidente que Cataluña tendrá que reaccionar dejando claro que no vamos a renunciar a cuotas de autogobierno ni a un sistema de financiación más justo.

P.- ¿No cree que debería haber sido el propio magistrado quien debería haberse inhibido?

R.- Me parece absurda esta polémica, porque a Pérez Tremps no le recusaron hace 12 meses y le han recusado ahora por un motivo equivalente. ¿Qué ha pasado en estos meses para que esto sea así y antes no lo fuera? Antes se paralizó su recusación, ahora se ha autorizado. ¿Qué está pasando en el Constitucional? Además, es bastante inaceptable que al final una sentencia del Constitucional dependa de un miembro más o menos. Porque éste es un espectáculo dantesco del Constitucional. Resulta que un solo miembro es quien determina que el Estatuto se vaya al garete o no. ¿Qué confianza podemos tener en un Constitucional que teóricamente se presenta así delante de la opinión pública?

P.- Sea como fuere, ¿es partidario de que dimita y se le sustituya?

R.- La decisión la tiene el magistrado. Si dimite, soy partidario de que se le sustituya, pero no por una razón de necesidad nuestra o política, sino por puro sentido común.

P.- ¿Y qué pasa si el Estatuto sale tocado?

R.- Creo que no se le pueden poner puertas al campo y pretender que Cataluña renuncie a unas mayores cuotas de autogobierno democráticamente reclamadas. Alguna salida hay que darle al pueblo catalán y a las instituciones catalanas en su reclamación de más autogobierno y mejor financiación cuando esta reclamación se hace por vía democrática. Si el nuevo Estatuto no sirve porque no cabe en la Constitución, tal vez el problema es la Constitución, y habría que cambiarla. Pero el cambio de la Constitución, que es una posibilidad, comporta un peligro, y es que al final ese cambio fuera para tener una Constitución a peor, y no a mejor. Y nos lo tendríamos que pensar varias veces.

P.- Esto es tanto como no reconocer la autoridad del Constitucional, porque o hacen lo que ustedes quieren o se rompe la baraja, ¿no?

R.- No, al revés. El Constitucional tiene todo el derecho y la libertad para hacer la sentencia que quiera. Eso no se puede discutir. Igual que el Constitucional tiene ese derecho, las instituciones catalanas y el pueblo catalán también tienen derecho a plantear salidas a una situación absurda que no aceptamos.

P.- ¿También usted cree, como Carod-Rovira, que si esto ocurre sólo quedaría la vía soberanista? Porque dicho así suena muy fuerte, ¿no?

R.- No sé qué significa en este caso la soberanía. Creo que en las palabras de Carod-Rovira hay una estricta conveniencia partidista, pero no una visión política de país. Y, además, no son fiables. Suenan más a comedia y a excusa que a realidad, porque si la soberanía es la respuesta, entonces lo que no puede ser es aceptar sumisamente y sin rechistar, como están haciendo, las invasiones permanentes del Gobierno español sobre las competencias de Cataluña.

P.- ¿Cuál seria su apuesta si el Estatuto decae?

R.- Si esto fuera así, España y Cataluña tendrían un grave problema, porque este Estatuto salió adelante democráticamente, pacíficamente y legalmente. Las tres cosas. Una vez encauzado, lo mejor es darle agua al río, y lo que no se puede pretender es que el río se pare. El río va a continuar, y el río en este caso son las pretensiones de mayor autogobierno de Cataluña. El nuevo Estatuto es el camino de menos zozobra y de mayor capacidad de avanzar serenamente. Pero si éste no es posible, nos tendremos que replantear las cosas.

P.- Sea como fuere, el cargado ambiente político está enturbiando también el Poder Judicial, ¿no?

R.- Yo he dicho que en España tenemos demasiados políticos que quieren hacer de jueces y demasiados jueces que quieren hacer de políticos. Y eso es malo, porque esa politización de la Justicia, o la judicialización de la política, acaba socavando los cimientos del sistema democrático y del Estado de Derecho.

P.- ¿Y tan culpable es el PP como el Gobierno de lo que está pasando?

R.- Yo creo que los dirigentes del PP identifican el Estatuto de Cataluña y el tema vasco como los dos grandes éxitos o fracasos de Zapateros, y por tanto no se van a andar con chiquitas para intentar hacer abortar estos proyectos, y lo están demostrando. Y, a partir de ahí, creo que su actuación está sobrepasada de vueltas en todos los sentidos. Eso es criticable, como criticable es que Zapatero impulsara un Estatuto que estuvo a punto de quemarle políticamente y de forma casi irreversible, y que después no crean en él, lo cual me da una sensación de improvisación que no es propia de un Gobierno.

P.- ¿Seguiría comprándole un coche usado a Zapatero?

R.- No dije que se lo compraría.

P.- ¿Ha vuelto a ver a Zapatero tras la famosa escena del sofá?

R.- No, pero he hablado con él.

P.- ¿Y qué le dijo?

R.- Simplemente le reiteré que CiU siempre jugó limpio en todo el proceso, y que él no nos había correspondido con la misma moneda.

P.- ¿Se ha arrepentido de aquella reunión en la que usted casi salió investido presidente de la Generalitat para acabar en la oposición?

R.- No me he arrepentido nunca, porque sigo convencido de que era lo bueno y lo posible para Cataluña en aquel momento. Desde la óptica del país, no me he arrepentido nunca. Pero desde la óptica del partido es evidente que CiU no ha sido correspondida correctamente en el trato que en todo momento se le ofreció. Y eso no lo voy a olvidar en un futuro.

P.- ¿Zapatero fue desleal?

R.- CiU cumplió honorablemente todos sus compromisos, y el PSOE y el Gobierno no lo hicieron.

P.- ¿Eso significa que se lo pensará dos veces antes de dar su apoyo al PSOE en la próxima legislatura?

R.- Nosotros somos siempre partidarios del juego limpio, pero el juego limpio necesita que todos jueguen limpio. Si tenemos la sensación de que no habrá ese juego limpio, como ya ha ocurrido, nuestra forma de relacionarnos será diferente. Yo no le daré mi confianza a priori a Zapatero, y a posteriori ya veremos. De las palabras no nos vamos a fiar. Nos fiaremos sólo de los hechos.

P.- ¿Y si es el PP quien gana las elecciones, y le piden ayuda?

R.- La política del PP es exactamente 180 grados contraria a la que desea CiU. Y no hay punto de intersección. Los dirigentes del PP están haciendo la política que nunca podría suscribir CiU desde el punto de vista de estructura del Estado.

P.- Vamos, que para tener su apoyo tendría que cambiar, y mucho.

R.- No sé si lo van a hacer, sinceramente. No los veo en ese camino. Cuando el PP auténtico actúa, veo imposible el acuerdo. Otra cosa es cuando habla el PP que habla catalán en la intimidad, ése es otro PP, y con él sí podríamos entendernos, pero no con el PP auténtico.

P.- Entonces, ¿ayudaría a volver a La Moncloa al PP que hable catalán en la intimidad?

R.- Yo prefiero al PP que habla catalán en la intimidad, con ése es más fácil entenderse, como se demostró en su momento. Pero ese PP en este momento no existe, es algo que está encerrado en el baúl de los recuerdos, o en objetos perdidos.

P.- ¿Qué opinión tiene a día de hoy de Zapatero, de cómo está actuando en los asuntos de Estado?

R.- Actúa con aparente determinación y con demasiada improvisación. Y está siendo imprudente.

P.- ¿Imprudente porque no tenía un plan B con el proceso de paz?

R.- El PP ha pecado de impaciencia y el PSOE de imprudencia. El PP de impaciencia, porque da la sensación de que lo único que busca es volver a La Moncloa. Y es legítimo intentar volver a La Moncloa, pero no a cualquier precio, y menos al precio de socavar los cimientos de la convivencia del conjunto del Estado. Y la imprudencia del PSOE está en crear unas expectativas muy por encima de las posibilidades reales. Desde el Gobierno lo que hay que hacer es alimentar soluciones, y trabajarlas, pero siempre tocando con los pies en el suelo, no levitando.

P.- ¿Cree que hay un antes y un después de la bomba de ETA? Porque algunos quieren más diálogo.

R.- Creo que hay un antes y un después, de la misma forma que hubo un antes y un después de Lizarra en el año 98, y algunos se dieron cuenta. ETA ya proclamó una tregua y la mantuvo durante 14 meses, y después volvieron a atentar. Ahora han hecho lo mismo. ¿Qué grado de fiabilidad tiene una organización terrorista que proclama treguas y que sistemáticamente las rompe? Su fiabilidad es igual a cero. Soy partidario de que en el último momento del proceso habrá que abrir una puerta al diálogo y la negociación, pero en el último momento, no ahora.

P.- Vamos, que dialogar con ETA ahora sería un error...

R.- Vista la experiencia, volver a dialogar con ETA es inútil si no hay la seguridad de que ETA va a respetar el alto el fuego de manera definitiva. Si esa seguridad no existe, el diálogo no tiene sentido.

P.- ¿Qué le ha parecido que Batasuna pida la unión del País Vasco y Navarra dentro del Estado español?

R.- En principio dan la sensación de que van por el buen camino porque se ajustan a las normas democráticas, y eso ya es de agradecer viniendo de donde viene, pero lo que estamos esperando de Batasuna es que condene la violencia, que diga claramente que la violencia no es legítima para conseguir ningún interés político. Eso es lo importante.

P.- ¿Y lo de De Juana Chaos es un chantaje en toda regla?

R.- Yo, como demócrata, me siento muy lejano a una persona con la trayectoria de De Juana Chaos. Ahora bien, dicho esto, hay que reconocer que a veces hay decisiones de la Justicia que no tienen sólo consecuencias judiciales, sino que tienen consecuencias políticas de gran envergadura. No estoy seguro de que la Justicia ande sobrada de esa capacidad de ver más allá del estricto redactado del punto y coma de la ley.

P.- Empieza el juicio del 11-M con demasiados agujeros negros. ¿Se acabará sabiendo la verdad?

R.- Tengo la esperanza de que sirva para algo, pero tengo más esperanza que confianza. Me da la sensación de que, como otras veces, se va a ladrar mucho, habrá testimonios de todo tipo, y será muy difícil llegar a una conclusión diáfana.

P.- ¿Qué le ha parecido el nombramiento del ministro de Justicia?

R.- Es un nombramiento provocador, pero legítimo, y ya se verá si es tan malo y tan sectario como se dice. Yo soy partidario de darle un margen de confianza.

 © Mundinteractivos, S.A.