El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dio a conocer el acuerdo firmado a mediodía de ayer, tras las gestiones efectuadas en persona por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León.

La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, había anunciado el pasado viernes, después de la celebración del Consejo de Ministros, que el Marine I se dirigía en ese momento a puerto mauritano, pero lo cierto es que las negociaciones enconadas han retrasado en dos días dicha decisión.

El ministro socialista recalcó que los inmigrantes que están enfermos serán atendidos en Mauritania por un equipo médico de Cruz Roja, que se ha desplazado hasta el país africano desde Canarias. El resto de inmigrantes será repatriado directamente a sus países de origen desde territorio mauritano y a través de España, según anunció Rubalcaba.

De momento, los efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de Sevilla son los elegidos para llevar a cabo las repatriaciones de los sin papeles, según confirmaron fuentes policiales a EL MUNDO. Las mismas fuentes especificaron que agentes de Las Palmas también tenían previsto salir ayer mismo hacia Mauritania, pero una orden de última hora anuló el viaje.

Para el ministro del Interior, el Gobierno ha actuado bajo el criterio humanitario, la aplicación del Derecho internacional y la defensa de los intereses españoles.

El pesquero Marine I salió de Costa de Marfil, según han comunicado los propios inmigrantes a Cruz Roja a través de radio, cuando su motor sufrió una avería que lo dejó a la deriva a 500 millas de distancia de Canarias, en aguas internacionales.

Un avión de reconocimiento español descubrió el arrastrero cargado de inmigrantes. Salvamento Marítimo español informó de este suceso al Centro de Control Nacional de Salvamento en Senegal, que bajo la excusa de falta de medios solicitó ayuda a Salvamento Marítimo de España.

Esta circunstancia obligó al remolcador español Luz de Mar a acudir en su ayuda. Tal circunstancia ha inmiscuido a España para hacer frente, una vez más, a una tragedia humanitaria.

Los inmigrantes aseguran llevar a bordo de este viejo arrastrero desde hace más de dos meses. Durante la semana que lleva averiado, nadie ha podido subir a bordo, ya que los aprovisionamientos se han realizado por medio de cabos.

«Según nos han relatado ellos mismos, presentan fiebre, vómitos y diarreas, y por la forma de hablarnos notamos que se encuentran muy nerviosos porque no saben lo que les espera», comentó la portavoz de Cruz Roja, Olivia Acosta.

De hecho, el pasado miércoles, cuando la ONG les facilitó alimentos y agua, dos de los inmigrantes saltaron por la borda «como única posibilidad para salir de ese infierno», y fueron recogidos por el mismo remolcador español, en el que permanecerán hasta que el barco Marine I atraque hoy en Nuadibú.

Según el relato de los inmigrantes, proceden de seis países distintos. La mayoría, un total de 305, alega haber nacido en Cachemira e India. También, hay 22 personas procedentes de Myanmar (Birmania), 23 de Costa de Marfil, 10 de Sri Lanka, otros 10 de Sierra Leona y 2 de Liberia, según informó el presidente del Comité de la Media Luna Roja mauritana, Ahmedu Ould Haye.

Cruz Roja española será la encargada de desplegar un dispositivo de acogida en el puerto de Nuadibú.

Desde Canarias, salió ayer un avión con 15 médicos y enfermeros, un hospital de campaña, botiquines y equipos de protección para la asistencia sanitaria.

Las autoridades mauritanas han ordenado que el desembarco se realice hoy. «El barco ha sido acercado hasta la bocana del puerto y por la mañana, una vez que haya luz, se procederá al desembarco de los inmigrantes, porque así lo quiere el Gobierno mauritano», especificó Ould.

Entre los ocupantes del barco no hay «ni menores ni mujeres, según nos insisten».

Mientras tanto, el Comité Español de Apoyo al Refugiado (CEAR) reclamó ayer el derecho de asilo para los inmigrantes del barco Marine I.

Para CEAR, «si estas personas necesitan protección, no es una cuestión negociable, no se puede negociar».