TOM BURNS MARAÑON
Yo suelo traducir carpe diem como abraza, con ilusión, el presente y, sin temer nada, haz uso de todas las posibilidades que te rodean.
Las ansias de conseguir un puesto en la administración pública, en la local si fuese posible, encabeza muchas de las agendas particulares de los jóvenes de hoy. Todo lo contrario al joven emprendedor estadounidense que escuché cuando hablaba el otro día de carpe noctem. Recién salido de la MediaLab, perteneciente a la afamada MIT, el joven en cuestión explicó que una de las grandes ventajas de su formación universitaria fue que se podía abrazar la noche y utilizarla no precisamente para tomar copas sino para seguir desarrollando una proyecto: «Si se te enciende la bombilla a las diez de la noche de un viernes puedes irte a los ordenadores y los programas del MediaLab y trabajar ahí, día y noche. Las instalaciones están abiertas 24 horas, los 7 días, y la posibilidad de carpe noctem fue clave». Le escuché en un foro organizado por la Universidad Politécnica de Valencia con el fin de reunir a distintos actores en el campo de la innovación y él era uno de varios llegados del MIT que presentaban sus particulares proyectos. Lo que asombra es la capacidad de asumir riesgos y forjarse su propio destino de estos jóvenes norteamericanos. Valencia está en la vanguardia de la era de la información hispana pero hay codazos por engordar el funcionariado de la comunidad autónoma. Son miles los titulados, y aparentemente bien formados, que hacen cola para obtener puestos tan seguros y rutilantes como reñidos con cualquier cultura competitiva y emprendedora. carpe noctem tiene ahí un significado lúdico. Por lo pronto, la Politécnica se cierra a cal y canto a las diez de la noche y permanece cerrada todo el fin de semana.
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