Marisa Recuero
Para que el borrador de la ley del alcohol llegue a la categoría de anteproyecto, tiene que haber consenso». Estas son las palabras que José Luis Rodríguez Zapatero dijo a Pedro Barato, presidente de la organización agraria Asaja, el pasado 7 de febrero en el Senado, en relación con el anteproyecto que el Ministerio de Sanidad prepara para prevenir el consumo de alcohol entre menores y la polémica que éste ha suscitado entre los viticultores. Dos días después, EL MUNDO entrevistó a Barato. «Quiero creerme lo que me dijo el presidente del Gobierno», confesó. En plena negociación con Sanidad y en medio del conflicto generado porque 14 comunidades autónomas contemplan al vino como bebida alcohólica en su normativa (siendo la exclusión del vino de la futura ley estatal una de las reivindicaciones del sector), Barato advirtió que las autonomías tienen que adecuar su legislación a la Ley de la Viña y del Vino de 2003.
Pregunta.- ¿Qué ocurrió el pasado martes en la reunión que el sector del vino mantuvo con la ministra de Sanidad, Elena Salgado?
Respuesta.- El debate fue muy duro. La base de su intervención la basó en una serie de encuestas por las que afirmaba que el inicio del consumo de alcohol entre los jóvenes empezaba por el vino. La ministra accedió a que la Ley de 2003 entre en la exposición de motivos de su anteproyecto, y a rebajar las restricciones en publicidad y promoción.
P.- Pero ese respeto a la Ley del Vino obvia la promoción que puedan hacer las empresas privadas.
R.- Sí. Por eso, en este campo, choca la propuesta de la ministra. Su primera filosofía ha sido ver al vino como un alcohol más, y si lo metemos en esa ley pagaría los mismos impuestos que todos los alcoholes. Esto no arreglaría ninguna situación, lo que haría sería hundir aún más al sector. El factor fundamental es que falta educación y formación.
P.- El sector exige a Salgado que saque al vino de la futura ley, pero hay 14 autonomías que lo contemplan como una bebida alcohólica más en sus normas.
R.- Hay comunidades que tienen contradicciones en su propia ley. Por una parte, denominan al vino como un alimento, pero por otra lo incluyen en la misma categoría de las drogas. Es una incongruencia de las comunidades autónomas. Y así se les ha hecho saber a algunos presidentes autonómicos, en particular a Castilla-La Mancha y Castilla y León. Es cierto que las comunidades autónomas han pensado muy poco y han reflexionado muy poco de lo que es el sector vitivinícola español. Por eso, deben adecuar su legislación a la Ley del Vino de 2003. Las comunidades autónomas no sólo tienen que pedir, sino que también tienen que hacer.
P.- Hay división entre los bodegueros y el resto del sector.
R.- No. Lo que hay es un exceso de protagonismo del director de Avimes [Asociación Empresarial de Bodegas de Vinos de España] que a lo largo de su trayectoria ha demostrado que su ignorancia no ha traído consecuencias favorables para el sector. El sector no se arregla con protagonismo sino con unidad.
P.- ¿Qué hará el sector si la ley del alcohol sale adelante con el vino?
R.- Quiero creerme lo que me dijo a mí el presidente del Gobierno: «Para que esto llegue a categoría de anteproyecto, tiene que haber consenso». Mi duda está en lo que cada uno entienda por consenso.
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