Obras: Cherubini, Rossini, Donizetti, Spontini y Verdi. Intérpretes: Iano Tamar, Mariana Pentcheva, Keith Ikaia-Purdy, George Petean, Bàlint Szabó./ Orquestra Simfònica y Cor del Liceu./ Director: Mauricio Benini. /Escenario: Teatre del Liceu./ Fecha: 9 de febrero.
Calificación: ****
BARCELONA.- El Liceu está realizando una magnifica labor en la difusión de fragmentos de óperas, que pertenecen a versiones distintas o son de obras infrecuentes. Normalmente estas sesiones se hacen en el Foyer, pero en esta ocasión se ha pasado a la sala grande, con todos los elementos, solistas, coro y orquesta, en un programa que trataba sobre la estancia de algunos de los grandes compositores en la ciudad de París. Estos músicos crearon, realizaron versiones distintas o adaptaron sus óperas al estilo francés, con fragmentos nuevos, que no siempre salían del país vecino.
El programa incluía fragmentos de Medea de Cherubini, la hermosa Plegaria de Moïse et Pharaon y Guillaume Tell, de Rossini, Don Sébastien, de Donizetti, La Vestale, de Spontini y finalmente Verdi. De este autor se incluyeron dos fragmentos de Don Carlo, el primero de la versión de Nápoles de 1872 y el segundo de la muerte de Posa, en su traducción italiana habitual, que contrastaba con el texto en francés que se está representando estos días.
La segunda parte de la noche se iniciaba con el Ballet de Otello, compuesto para París en 1894; dos fragmentos de Jerusalem, que es la versión revisada de I Lombardi; nuevamente la versión estrenada en la capital del Sena en 1865 de Macbeth; el original de Les vêpres siciliennes y Le trouvère, también en el idioma galo, con el famoso coro de gitanos y el final de la obra.
En un programa de estas características, en que varían épocas y estilos, la preparación de la orquesta es difícil, por el tiempo dedicado a los ensayos, pero el director Maurizio Benini consiguió alcanzar buenos momentos, con solistas destacados, aunque como es lógico salieron algunos desajustes, pero que no empañaron una cuidada labor. El Coro del teatro demostró el interesante nivel alcanzado, con páginas agradecidas, destacando especialmente en Verdi.
De los solistas destacaron Iano Tamar que es una cantante-intérprete de calidad, como demostró en las obras de Cherubini y Spontoni, a las que dio fuerza dramática; y Mariana Pentcheva, con un registro denso y rotundo, segura en todos los registros que consiguió intensidad en las páginas de Donizetti y en el aria de Macbeth. Bálint Szabo posee una voz potente, con un estilo a madurar, George Petean es un correcto barítono, mientras que Keith Ikaia-Purdy, posee medios, tiene un buen potencial en el registro agudo, pero debe mejorar su técnica y evitar los momentos, demasiado frecuentes, de dudosa musicalidad.