LUIS FERNANDO LOPEZ
MALAGA.-
Nunca se cansará de repetirlo. Para Jordi Trias, fichar por el Barcelona supuso cumplir el gran sueño de su vida. Y no es para nada un tópico, bien lo saben los que fueran sus compañeros en del Sant Josep de Girona, equipo donde el larguirucho jovenzuelo comenzó a inyectarse dosis de baloncesto en sus venas. Por eso lloró de rabia cuando le comunicaron en 2005, y tras jugar 17 partidos con la camiseta de un Winterthur Barça que acababa de ficharle del Casademont Girona, que aún no estaba preparado.Que debía madurar como jugador. Entonces, con la sección de baloncesto a la deriva bajo la connivencia de Laporta, se preferían a fiascos como Devin Davis o Zizic. El tiempo, como suele ser habitual, ha acabado poniendo a cada uno en su sitio.
Trias, por el que el Barça pagó 450.000 euros al Girona en el curso 2004-2005, tuvo que sufrir cómo Joan Montes le mandaba de nuevo al club gerundense a mitad de temporada. Dusko Ivanovic lo recuperó hace una campaña, y ha sabido sacar todo el potencial que se le presuponía desde hace demasiados años.
«Se ha criticado muchísimo a Ivanovic, y pocos tienen en cuenta que es el que más trabaja. Además, alguien que sabe tanto siempre debe tener un voto de confianza», relataba Trias mientras escapaba del humo de los puros que con mucho gusto se estaban fumando Kakiouzis y Lakovic.
Kasun
La contundente defensa de Trias a su técnico tiene fácil explicación. Ivanovic ha sido uno de sus grandes valedores, ha destacado siempre su entrega al límite en los entrenamientos y ha logrado que prácticamente desaparezcan sus lagunas de concentración en los partidos. Ya pocos se acuerdan del lesionado Mario Kasun, ese pívot croata con la ya insuficiente vitola de ex NBA que debía ser la referencia azulgrana en la pintura.
Los focos han apuntado por fin a Jordi Trias, que ayer culminó su portentosa Copa del Rey levantando el MVP de la competición.En los tres días del torneo el gerundense ha logrado una valoración media de 23,6 puntos, gracias a sus 14,66 puntos y 6,33 rebotes por encuentro. «Todo esto supone la confirmación de mi trabajo.Es mi confirmación como jugador», susurró Trias, siempre humilde, pero consciente de que los ojeadores de la NBA ya tienen en sus respectivas carteras jugosos informes recomendando sus servicios.Más de uno debió recordar a Pau Gasol, que en el mismo escenario, en el año 2001, completó su mejor partido como jugador del Barcelona humillando al Real Madrid. Aquella actuación le valió el salto a la liga estadounidense al pívot de Sant Boi.
«No quiero pensar ahora que soy el mejor de todos», avisó Trias cuando se le recordaron las hazañas de Gasol, aunque le resultaba imposible esconder su alegría. «Estoy en una nube. No nos engañemos, en mi currículum no había ni títulos ni un gran historial para lucir. Ha sido la ilusión de jugar la Copa del Rey lo que ha acabado por empujarme».
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