Detectores metálicos se instalaron en las puertas de los estadios a los que ayer regresó el fútbol. Sólo en aquellos recintos en los que se tomaron las máximas medidas de seguridad se permitió la entrada de aficionados. En realidad, el Gobierno ofreció una pequeña solución a los clubes para que sí se permitiera la entrada de los socios. En las taquillas no se vendió ninguna entrada. Es por eso por lo que 35.000 de los 37.297 abonados del Milan presenciaron en vivo el debut de Ronaldo.
Pero todas las medidas no evitaron completamente los incidentes. Cinco seguidores del Inter de Milán, y pese a que su equipo jugaba en casa del Chievo Verona (0-2) a puerta cerrada, fueron detenidos por la policía al estar en posesión de petardos considerados peligrosos. Los cinco seguidores habían llegado a Verona con un grupo de unos 100 hinchas y fueron detenidos al término del partido, fuera del estadio durante una serie de registros policiales. Allí se encontraban, junto a las puertas del recinto, escuchando la retransmisión del encuentro a través de la radio.
Mancini, entrenador del Inter, el líder destacado de la tabla, sorprendió tras el triunfo para solicitar la suspensión del campeonato: «Jugar sin público es una estupidez. Los italianos tomamos soluciones tarde y mal. Los jugadores quieren jugar y divertir al público. Si éste no existe, no pintan nada». / I. D.
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