ISRAEL DURO
La Federación Catalana de Patinaje y las instituciones deportivas de esta comunidad autónoma española recibieron ayer en Buenos Aires un duro varapalo en sus aspiraciones de conseguir reconocimiento internacional. La asamblea general de la Confederación Suramericana de Patinaje (CSP), que debía ratificar o revocar el ingreso de la Federación Catalana de Patinaje a la citada confederación, decidió finalmente lo segundo debido a que no se presentaron los requisitos exigidos en diciembre de 2006.
Así lo anunció la Federación Española de Patinaje en un comunicado en su página web. Este periódico contactó con Carmelo Paniagua, presidente de esta institución en el aeropuerto de Buenos Aires, al regreso de la asamblea general de la CSP, quien aseguró que Cataluña no podrá participar en las competiciones propias de Suramérica, tal y como previamente había proclamado Ramón Basiana, presidente de la Catalana.
«Ellos -la Federación Catalana- pueden decir lo que quieran, pero yo tengo el acta, que me ha entregado el presidente de la CSP [el uruguayo Ernesto Cajarilla] con su firma y la del secretario, y en ella se le comunica a la Federación Catalana su no admisión como miembro de ésta confederación de ninguna de las formas posibles en derecho», indicó Paniagua. Asimismo, también desmintió que Cajarilla hubiera dimitido al no conseguir expulsar a Cataluña de su organismo.
Paniagua explicó su decisión de publicar el comunicado para «evitar confusiones a los españoles». Horas antes, la Federación Catalana había emitido una nota en la que se celebraba su continuidad en la CSP y denunciaba las presiones de España para evitar su reconocimiento internacional.
Caos.
Según la nota de Ramón Basiana, presidente de la Catalana, ni siquiera fue necesaria la votación puesto que el ingreso de su organismo «se aprobó por unanimidad en su momento y el tema ya está muerto». Algo que desmiente Paniagua tajantemente: «No se debatió porque se requirió a Cataluña el aval de la Federación Española autorizándoles, y que ellos habían asegurado que tenían cuando se les admitió, y, como, evidentemente no existe ese aval, pues ahí se acabó todo» .
A partir de ahí, hubo cierta polémica, porque el representante de Chile y otros tres países amenazaron con impugnar el acta. El caos de la reunión hizo que se filtrara lo contrario a lo ocurrido, y en un primer momento se pensó que los enfadados eran los países en contra de tener a Cataluña como uno más al no salirse con la suya y que Cajarillo había presentado su dimisión como protesta.
Al cierre de esta edición, Basiana insistía en que siguen dentro y que el acta que tiene en su poder Paniagua es «un acta paralela» firmada por Cajarilla y el secretario después de que ambos hubieran dimitido.
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