Finalmente, todo acabó encajando y saliendo según lo previsto. Aunque hubo que esperar hasta la última jornada para que se deshiciera el entuerto en el que el propio Verdasco había metido al equipo. Y sufrir penosamente durante los primeros minutos del partido, ya que el jugador salió a la pista del Palexpo de Ginebra un poco titubeante. De hecho, durante su primer servicio, Verdasco cometió los suficientes errores como para ponerle a Bohli en bandeja de plata dos magníficas bolas de break que, sin embargo, el suizo desaprovechó. A partir de ahí, Bohli no volvió a tener ninguna oportunidad semejante. Verdasco dominó con rotundidad durante todo el resto del encuentro, liquidando al jugador helvético y poniendo el marcador en 3-1.

«¿Qué se le puede exigir a un jugador que es el número 237 del ranking y que se enfrenta a uno que está entre los 40 mejores del mundo?», alegaba en su defensa el infortunado Bohli, que ayer jugaba el cuarto partido profesional de su vida (el tercero fue el del vienes ante David Ferrer). «Sí, es verdad que la primera vista es un jugador sin nombre, que casi no ha jugado en el circuito», admitía Verdasco. «Pero hay que respetarlo como a todos los jugadores porque te puede ganar», añadía.

Verdasco hablaba por experiencia propia: el viernes, tras sufrir Rafael Nadal una lesión, tuvo que sustituirle en el partido contra Marco Chiudinelli, el número 137, recibiendo una soberana paliza a manos del suizo y complicando la eliminatoria. Pero no sólo eso: al día siguiente sufrió lo indecible con Feliciano López durante cinco horas para conseguir anotarse el partido de dobles ante, de nuevo, el incombustible Chiudinelli e Yves Allegro. Por cierto, que David Ferrer ayer también cayó ante el susodicho Chiudinelli en el último partido de la eliminatoria que, afortunadamente, para entonces ya estaba decidida. «Ha sido superior a mí», admitía Ferrer.

Pero, aunque con penalidades, lo importante es que España ha logrado pasar a la siguiente ronda de Copa Davis, invirtiendo así la tendencia de los dos últimos años, en los que siempre caía en la primera ronda y siempre jugando fuera de casa. El año pasado fue ante Bielorrusia y el anterior, ante Eslovaquia. Esta vez, sin embargo, ha conseguido imponerse a Suiza en su propio terreno, en una velocísima pista de taraflex en el pabellón Palexpo de Ginebra. Aunque a ello también ha contribuido el que el suizo Roger Federer, número uno del mundo, no haya estado presente y que el mejor jugador del equipo helvético, Stanislas Wawrinka (número 30 de la clasificación de la ATP) sufriera el jueves por la tarde una grave lesión en los entrenamientos que le obligaba a retirarse del torneo. «Hemos tenido suerte de que Wawrinka se lesionara, porque con él lo habríamos tenido mucho más difícil», admitía ayer Rafael Nadal.

España, desde el principio, partía como clara favorita. Sin embargo, también se ha encontrado obstáculos por el camino. Una sobrecarga en el muslo de la pierna derecha obligaba a Sánchez Vicario a tener que prescindir del principal jugador del equipo, Rafael Nadal. Antes Tommy Robredo renunciaba a unirse al equipo, por lo que parece difícil que Sánchez Vicario lo cite para la próxima ronda. Unos cuartos de final que enfrentarán a España con Estados Unidos en Winston-Salem (Carolina del Norte), al imponerse ayer el equipo norteamericano al de la República Checa tras ganar Andy Roddick a Tomas Berdych. En principio todo apunta a que Estados Unidos optará también por una pista de taraflex. «La eliminatoria con Estados Unidos la veo mal», reconocía ayer Nadal.

«Blake y Roddick juegan muy bien en ese tipo de pistas, y la verdad es que podemos perder los cinco puntos. Pero al jugar con gente muy valorada y fuera de casa también puede relajarnos y resultarnos favorable. Sólo digo que podemos dar la sorpresa allí, igual que aquí nos lo ha puesto muy difícil Chiudinelli, un jugador que no está ni siquiera entre los 100 mejores del mundo», concluyó Nadal.