JOAQUIN MESA
LOS SILOS.-
La isla de Tenerife amaneció ayer envuelta en una nebulosa gris que definía perfectamente el estado de ánimo de las decenas de personas que se congregaron en los alrededores del Ayuntamiento de Los Silos desde primera hora de la mañana. Los comentarios que se oían en todos los corrillos hacían referencia a la «tremenda» desgracia de seis jóvenes que, debido a «un error fatal, encontraron la muerte mientras disfrutaban de la naturaleza».
Así lo indicó una señora que colaboró en todo momento con los servicios de emergencia y que, tras descansar unos pocos minutos en su casa, acudía a la iglesia para «rezar por los fallecidos». «Es el día más trágico que se recuerda en el municipio», apostilló. Justo en ese momento, el joven alcalde, Santiago Martín, abandonaba el Consistorio con la cabeza baja y tremendamente apesadumbrado. «Tengo 35 años y éste es el momento más triste que recuerdo como silense y sobre todo como mandatario», aseveró.
En medio de un numeroso despliegue de medios de comunicación, el bar de la plaza era un hervidero de preguntas. Nadie se explicaba «cómo pudieron entrar casi dos kilómetros» ya que el camino «no es nada sencillo». Un septuagenario se preguntaba, mientras sorbía su tradicional cortado natural, cómo esa galería «no está tapada si ya ha habido otros incidentes que a punto han estado de acabar en tragedia».
En ese instante, se acercó otro joven, del Puerto de la Cruz, aficionado al senderismo y al contacto permanente con la naturaleza, que venía de sacar a sus perros y que conocía bien la zona. Juan apuntó que «hay una diferencia importante de metros entre las dos entradas, pero si no se conoce bien la zona te puedes meter en la equivocada, que encima no tiene salida».
Agotados físicamente
Asimismo, recordó las dos veces que se ha internado en la cueva de Piedra de Los Cochinos con sus amigos e intuyó que los problemas surgieron al adentrarse tantos metros y ser tanta gente. «Al haber cerca de 30 personas y tan poca ventilación se agotaron físicamente y seguramente hayan parado a descansar, y ése fue el primer problema, porque después cuesta mucho moverse», explicó el joven senderista.
En este sentido, Manuel, un experimentado agricultor que conoce perfectamente la zona, indicó que no es tan difícil confundirse de entrada. Además, explicó que antes había una puerta «pero se rompió hace algún tiempo y no se ha cambiado». De todas formas, «cuando estaba», aseguró, «la gente la abría y se adentraba en la gruta sin ningún problema».
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