Hay veneno por todas partes. Una señora barre el polvillo blanco de la acera mientras maldice a los que lo han lanzado. No está tirado al azar. Los montones se aprecian cada 10 ó 12 metros y se puede seguir el rastro de los que lo han tirado hasta que se les acabó el supuesto veneno. Los vecinos de la colonia de Prosperidad, parque de Berlín y calles cercanas, incluidas Víctor de la Serna y adyacentes, han tenido estos días miedo cuando paseaban a sus perros, cientos en este popular barrio madrileño. Una o varias personas han tirado al suelo numerosos montoncitos de polvo, supuestamente venenoso, que puede matar a un animal en pocos segundos, según dijo a este periódico un experto en mascotas.
«Yo tenía perro, pero hace meses olió ese polvillo, lo chupó y murió a los pocos días», afirma un vecino de la zona. En Alcobendas el año pasado tres animales murieron envenenado, al parecer, por chupar sustancias parecidas a las que se han visto estos días por el barrio de Chamartín, según dijeron los periódicos.
El polvillo, que está siendo analizado por la Policía Municipal, puede ser también peligroso para los humanos, especialmente para los niños. Hace algunos años vecinos de otros distritos de Madrid tiraban polvos de color amarillento en la unión de las fachadas con la acera para luchar contra las cucarachas, pero caían más perros que los pequeños bichos negros.
Algunos de los propietarios de los animales han optado por colocar bozales para que sus animales no se envenenen. «Pero la solución es otra», afirma el propietario de un pastor alemán. «Lo que hay que hacer es coger al que está tirando estos polvos que pueden suponer la muerte de animales inocentes e incluso problemas para personas».
El dueño de este perro se atreve a decir que el autor tiene que ser alguien al que le molestan las cacas de los perros, «cuando ya apenas hay dueños de animales que las dejan en la calle, pues todos tenemos bolsas para recoger los excrementos».
Nacho Paunero, presidente de la Asociación El Refugio, afirma que no es la primera vez que sucede un hecho así en la Comunidad de Madrid. «Hemos recibido muchísimas denuncias de varios puntos de la región. Hay que comprobar que es veneno y buscar a las personas que están lanzando estos polvos».
Paunero añade que reciben correos electrónicos y llamadas de forma esporádica pero constante y reconoce que es muy difícil localizar al autor o autores. Este auténtico defensor de los perros añade que, cuando muere uno de los animales, habría que hacerles la autopsia, con lo cual hay que llevar al animal a la Facultad de Medicina.
«Para una persona que acaba de perder a un buen amigo, como es un perro, es difícil hacerle pasar por todo este trago, por lo que la mayor parte de las personas ni denuncia ni analiza la razón de la muerte del animal». Paunero recuerda que la titular de un juzgado de Alicante ha impuesto un año y un mes de prisión a un alcoyano por envenenar a los animales de su vecino porque le molestaban. El condenado acabó con una yegua de cinco años, doce ovejas y tres cabras dándoles de comer higos verdes envenenados.
Hace algunos años Francisco Herrera, entonces portavoz municipal de Izquierda Unida, presentó una denuncia por el envenenamiento de perros en la Casa de Campo.
Otras seis personas habían presentado denuncias en los juzgados de la plaza de Castilla. Una de ellas dijo que el matarratas (estricnina) estaba junto a las hierbas, por lo que cuando lo chupaban los animales morían a los pocos minutos.