Lunes, 12 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6266.
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La amenaza es el arma del amenazado (Leonardo da Vinci)
 MADRID
Ocio / CONCHA VELASCO / ACTRIZ
«Soy madrileña castiza: ¡La madrileña!»
PEDRO VILLORA

A Concha Velasco los homenajes la pillan casi siempre trabajando y en pleno éxito. Si acudirá a la Semana de Cine Español de Coslada el 19 de febrero es porque el lunes es el día de descanso de Filomena Marturano, la obra de Edoardo de Filippo que actualmente representa en el Teatro de La Latina y que se ha convertido en uno de los referentes de la temporada teatral.

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Pregunta.- Está muy centrada en el teatro, como si hubiese abandonado su parte cinematográfica.

Respuesta.- A mi edad es prácticamente imposible que alguien me contrate para un protagonista. El cine sigue siendo machista: ¿a quién le interesa una mujer mayor? Me hubiera encantado que me ofreciesen el corto que va a los Oscar, donde Mariví Bilbao está maravillosa.

P.- ¿No le apetece hacer papeles secundarios?

R.- Sí. Acabo de hacer un papel divertidísimo en Chuecatown. Quiero hacer secundarios para que la gente se acostumbre a verme envejecer dignamente en el cine. No quiero que un día digan: «Mira en qué horror se ha convertido la chica de la Cruz Roja».

P.- Las chicas de la Cruz Roja y otras muchas películas de los años 50 y 60 la convirtieron en un rostro identificado con Madrid.

R.- Y con acento de Madrid, que tiene una forma de hablar. No sólo hay la chulería de Arniches, sino que hasta los pijos de Serrano hablan de manera distinta que los pijos de Valladolid. Siempre me he sentido muy identificada con Madrid.

P.- ¿Qué relación mantiene con esta ciudad?

R.- En mi tierra me quieren muchísimo, me ponen una placa en el Teatro Calderón y me dan homenajes sea el alcalde del partido que sea. Pero donde he hecho mi vida ha sido aquí: es donde he estudiado, donde están enterrados mis padres, donde han nacido mis hijos y donde terminaré yo.

P.- La evolución de Madrid se ve muy bien en los exteriores de sus películas.

R.- En Las chicas de la Cruz Roja paseamos en descapotable en el mes de mayo, y no hay nadie en las calles. Eso ahora sería imposible porque habría que pedir unos permisos que no te darían nunca. Era muy bonito rodar en Madrid, una ciudad tan hermosa... Cuando yo hice Las chicas de la Cruz Roja, Madrid estaba terminado.

P.- También ha hecho cine en Barcelona.

R.- Crimen para recién casados, Julia y el celacanto... Pero eso fue un año y medio de mi vida, mientras hacía teatro allí. Yo soy madrileña, madrileña castiza: ¡la madrileña!

P.- Su carrera teatral es muy variada, ha hecho autores de todos los países...

R.- Y de todos los géneros. Cosas maravillosas que me da pena no poder repetir. Por ejemplo, Abelardo y Eloísa. Cuando la hice con Tamayo era prácticamente prohibida, no sabes qué anónimos recibía en 1972. Me la he vuelto a leer ahora porque estoy en ese momento de releer, que yo creía de cursis y pseudointelectuales. Creo que he leído mucho, pero muy deprisa: para estar al día, formarme, adquirir una cultura... Ahora me gustaría tener tiempo para leer con más tranquilidad aquello que leí tan deprisa.

P.- ¿Por esa razón ha recuperado Filomena Marturano?

R.- Sí, porque es el único personaje de toda mi carrera que podía repetir por la edad. Me encantaría hacer Las cítaras colgadas de los árboles, que es una de las mejores obras de Antonio Gala, pero no puedo. Podría hacer Carmen, Carmen, pero es imposible porque el coste es demasiado grande.

P.- ¿No tenía miedo de repetirse con Filomena Marturano?

R.- No, incluso cuando hago una película pienso que podría hacerla mejor tres años después. Cuando se ha rodado una escena y me voy a mi casa, me digo: «Ahora es cuando podría rodarla bien». Curiosamente los ensayos me cansan porque no me gusta repetir y me horroriza mecanizar el trabajo, pero son necesarios.

P.- ¿Se aburre al interpretar la misma obra durante mucho tiempo?

R.- No, porque siempre hago algo nuevo. Leo las críticas y las hay de las que sacas una lección. En una leí que Filomena parecía otro personaje en el tercer acto. Y tenía razón: si tiene una manera de comportarse no tiene por qué cambiar radicalmente.

P.- Usted ha dicho que es vanidosa. ¿Las críticas no son un ataque a la vanidad?

R.- Todo actor es vanidoso. Pretender que el actor se siente, escuche y se emocione porque tú te emocionas es una vanidad. No me molestan las críticas malas. Las hay que son un insulto, pero a quien te da un razonamiento lo escucho.

P.- ¿Valora mucho la opinión ajena?

R.- Sí, mucho. En todo. Por eso me duele tanto cuando se dicen cosas que no son ciertas. Yo soy así, ¿qué quieres que te diga? Ya me gustaría ser indiferente, pero soy todo menos indiferente.

P.- ¿Es pasional como actriz?

R.- Y como persona. Y con un pronto tremendo y un mal genio que se va haciendo peor con la edad.

P.- ¿Es difícil trabajar con usted?

R.- Creo que soy generosa y muy buena compañera. He trabajado con tantos actores buenos y malos que he aprendido lo bueno y lo malo. Y cuando tengo un buen compañero, como ahora Héctor Colomé en Filomena Marturano, es maravilloso. Así como he aguantado treinta años de un mal matrimonio, no puedo aguantar ni cinco minutos de un mal compañero. Si no me llevo bien, me voy. Echar, echar, no he echado más que a un director; es la verdad.

P.- ¿Y eso?

R.- Quizá Antonio Gala nunca sepa cuánto he defendido sus textos, hasta el punto de que no he permitido que nadie se ría, corte, mutile o transforme algo que él no quiera. Y aquel director no entendía por qué Gala había escrito Las manzanas del viernes, pero yo sí.

P.- ¿Prepara algo nuevo de Gala?

R.- No, aunque creo que Antonio debe volver a escribir para el teatro. Después de Filomena Marturano quiero hacer algo con glamour.


ESTRELLA DEL CICLO DE CINE ESPAÑOL

La cuarta edición de la Semana de Cine Español, que se celebra en Coslada desde hoy y hasta el 19 de febrero, rinde homenaje a Concha Velasco con la proyección gratuita de algunas de sus películas. La actriz acudirá a una cena en su honor organizada por el Ayuntamiento del municipio madrileño.

Los cinco títulos que se mostrarán en el Teatro de la Jaramilla en horario vespertino son Pim, pam, pum... fuera y Más allá del jardín, de Pedro Olea; La Colmena, de Víctor Erice; Los pasos perdidos, de Manae Rodríguez, y Los tramposos, de Pedro Lazaga.

Asimismo, esta iniciativa cultural incluye la exhibición de diez películas nominadas y ganadoras de los premios Goya, como es el caso de Alatriste, de Agustín Díaz Yanes; Azul oscuro casi negro, de Daniel Sánchez Arévalo; El laberinto del Fauno, de Guillermo del Toro, y Volver, de Pedro Almodóvar, entre otras. Se podrán ver en los cines de La Rambla a precio regular, siendo posible la adquisición de un bono para cinco filmes a un precio de 15 euros.

Por último, la Semana incluye una exposición de carteles cinematográficos que estará instalada hasta el 27 de febrero en el Centro Cultural Margarita Nelken.

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