Lunes, 12 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6266.
MUNDO
 
LA CARRERA HACIA EL ELISEO / La candidata socialista presenta su programa electoral mostrándose como una heredera de Mitterand / «Vamos a rejuvenecer este Estado jacobino», sentencia ante 15.000 militantes
Royal promete descentralizar Francia
RUBÉN AMON. Corresponsal

PARIS.- Ségolène Royal tiene un programa. Ayer lo desgranó en clave de izquierdas para dar contenidos a la propia telegenia y recuperar el terreno electoral que le han costado su ambigüedad, sus silencios y sus deslices.

La principal novedad consiste en la descentralización del Estado. Quiere la candidata socialista concederle mayores prerrogativas a las regiones, aligerar el aparato ministerial y renovar las instituciones republicanas: «Vamos a rejuvenecer este Estado jacobino, centralizado en exceso, que se derrumba por el peso de las burocracias inútiles. Más justa, Francia será más fuerte», sentenció Royal en el pasaje más grave de su discurso.

La maniobra de resurrección se produjo en un hangar de la periferia parisina, en Villepinte, delante de unos 15.000 militantes. Royal parecía una telepredicadora de sonrisa encajada. Especialmente cuando empezaron a salir de la chistera compulsivamente las promesas electorales: el salario mínimo sube hasta los 1.500 euros; las pensiones más bajas se elevan un 5%; se garantiza el derecho al alojamiento; se generalizan los medicamentos gratis a los menores de 16 años; se convierten en gratuitas las terapias de contracepción; y se ofrece a los jóvenes un préstamo sin interés de 10.000 euros para que puedan construir «el primer gran proyecto de su vida».

Era una prueba del enfoque social de su discurso. También una manera de recuperar la unidad de la familia socialista. Es verdad que Lionel Jospin hizo pesar su ausencia en la primera fila de invitados, pero sí acudieron al ceremonial los rivales de Ségolène en las primarias internas -Laurent Fabius, Strauss Kahn- a cambio de algunas concesiones importantes.

Madame Royal, por ejemplo, ha renunciado a eliminar la reforma de las 35 horas semanales -una conquista socialista de la era Jospin (1997-2002) que ella misma discutía para desconcierto de sus camaradas- y se ha mostrado más solidaria al proceso de regularización de los inmigrantes. Los permisos de residencia serán otorgados con «sensibilidad» en función de criterios como el periodo de estancia, el contrato de trabajo, los casos de escolarización y las situaciones de emergencia humanitaria. «Quiero una Francia coloreada y mestiza», proclamó Royal desde la tribuna de oradores. «Quiero una Francia que se acepte tal como es y que también sepa aceptar sin problemas en lo que se ha convertido».

La aspirante socialista a las presidenciales de primavera insistió en mostrarse como una heredera inequívoca de François Mitterrand. Fue la Esfinge quien dio a conocer su programa de 1981 con la receta de las «cien ideas». Y es ahora Royal quien ha invocado la misma cifra para dar cuerpo a un «pacto presidencial» que redunda en las cuestiones ecológicas y que se detiene en el problema de la vivienda. Resulta que la llamada Zapatera quiere aumentar las ayudas para limitar a un 25% los gastos de alojamiento en los hogares modestos. También promete construir 120.000 viviendas sociales al año, fomentar los préstamos inmobiliarios sin intereses y conceder a los ayuntamientos prerrogativas para manejar el suelo público.

Es una de las novedades que aparecen en el programa de Ségo, aunque muchas otras de las «cien ideas» ya formaban parte de su patrimonio político. Especialmente la constitución de los tribunales ciudadanos para juzgar la acción política, el confinamiento militar de los jóvenes violentos y el derecho a que los padres puedan elegir libremente el colegio de sus hijos.

No anduvo Royal demasiado sobrada en materia comunicativa. Muchas veces parecía un robot. Otras tenían que animarla la murga y el jaleo de los socialistas más jóvenes, aunque hubo momentos de comunión y resonaron cada tres minutos los himnos propiciatorios de la campaña. El discurso hizo un premeditado hincapié en las cuestiones de política internacional, como si Royal pretendiera afirmar su estatura de mujer de Estado. Se reconoció partidaria de un nuevo Tratado Constitucional para la UE, adquirió la piel de Astérix para mantener distancias con EEUU, criticó la escalada iraní en materia nuclear y consideró prioritario reforzar el papel de Francia en Africa.


LOS COMPROMISOS ELECTORALES

Elevar el salario mínimo interprofesional a 1.500 euros. Actualmente se acerca a los 1.250 euros.

No eliminar la reforma de las 35 horas semanales.

Aumentar las pensiones más bajas en un 5%.

Regularizar la situación de los inmigrantes ofreciendo contratos de trabajo a través de la escolarización y concretando periodos de estancia determinados.

Suministrar medicinas gratis para todos los menores de 16 años.

Construir 120.000 viviendas de protección oficial al año.

Otorgar créditos de 10.000 euros sin intereses para los jóvenes que deciden independizarse.

Libre elección de los centros escolares.

Internar en régimen de encuadramiento militar a los jóvenes más violentos.

Crear unos jurados ciudadanos cuyo objetivo será controlar la acción de los políticos.

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