CARLOS ALVARO ROLDAN. Corresponsal
BERLIN.-
Irán volvió ayer a ofrecer una de cal y otra de arena. Mientras el presidente Mahmud Ahmadineyad, con ocasión del 28º aniversario de la Revolución, anunciaba en Teherán a su pueblo un «progreso» en su carrera nuclear antes del 9 de abril, en Múnich su negociador Alí Lariyani ofrecía a la comunidad internacional volver a la mesa de negociaciones, pero con condiciones.
«He escrito a Mohamed el Baradei (jefe del Organismo Internacional de la Energía Atómica) para decirle que estamos dispuestos a elaborar, en el espacio de tres semanas, las modalidades para resolver todas las cuestiones en suspenso», dijo ayer Lariyani durante su esperado discurso ante los 270 delegados presentes en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania).
El negociador nuclear iraní subrayó que el objetivo de su programa es civil y admitió que su país está preparado para debatir una limitación en el enriquecimiento del uranio a ciertos niveles y a colocar las operaciones bajo el control de un consorcio internacional «para que otros puedan participar en nuestras actividades y aumentar así la confianza».
Lariyani también aclaró que Irán no busca amenazar a Europa, e incluso negó que Israel esté en su punto de mira, pese a las declaraciones de Ahmadineyad llamando a borrar el país del mapa. Incluso minimizó la negación de su líder sobre el Holocausto, estimando que el asunto es objeto de la investigación histórica. Asimismo, rechazó una «invitación» del senador de EEUU Lindsey Graham, en el turno de preguntas, para que aprovechara su estancia en Alemania y recorriera alguno de los campos de concentración.
Poco antes se había reunido tanto con Javier Solana, Alto Representante de la Unión Europea (UE), como con el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, país que ocupa la Presidencia de turno en Bruselas. Solana no dio explicaciones de los temas tratados, pero declaró que había percibido «algo nuevo» en las palabras de Lariyani. Éste calificó sus encuentros de «constructivos» y destacó que en ambos había dejado claro que Irán estudiará todas las opciones posibles para encontrar una solución «justa», es decir, que concilie los intereses de ambas partes, y pidió que se tenga «una visión realista de las cosas».
A finales de enero El Baradei propuso una «pausa» en la escalada relacionada con el programa nuclear iraní y sugirió como fórmula de compromiso una suspensión simultánea de las sanciones de la ONU y del enriquecimiento de uranio por parte de Teherán. Esta propuesta recibió el apoyo de Rusia pero Estados Unidos la rechazó.
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