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| La amenaza es el arma del amenazado (Leonardo da Vinci) |
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| Impresiones |
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| Una tragedia que podría haberse evitado |
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Tenerife fue ayer el escenario de una tragedia que acabó con la vida de seis personas pero podría haber tenido dimensiones mucho mayores. Un grupo de 29 excursionistas se adentró en una cueva por error y, tras respirar los gases que había en el interior de la gruta, comenzaron a perder el conocimiento; uno de ellos pudo salir y pedir ayuda, pero su rápida actuación no fue suficiente para encontrar a todos con vida. Causa perplejidad la reacción del delegado del Gobierno en Canarias, quien tras el suceso se ha apresurado a resaltar la «talla» de las administraciones en su coordinación para el rescate. Lástima que esa «talla» no se haya demostrado antes para prevenir una tragedia fácilmente evitable. En primer lugar, la peligrosidad de la cueva no era desconocida para las autoridades canarias, pues ya se habían producido accidentes en el pasado. Y, a pesar de eso, se encontraba inexplicablemente abierta después de que la puerta que la tapaba fuera destrozada hacía tiempo en un acto vandálico. Nadie se había molestado no ya en restituirla, sino al menos en advertir del riesgo del lugar con un simple cartel. Se ha puesto así en peligro no sólo la vida de los excursionistas, sino también de los equipos de rescate que han tenido que entrar a buscarlos a 2.000 metros de profundidad. El suceso no debería archivarse como una mera tragedia; se debería abrir una investigación y depurar responsabilidades.
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