Lunes, 12 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6266.
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 OPINION
Obituario / ERIC VON SCHMIDT
Poeta, explorador y amante de la mejor música 'folk'
JULIO VALDEON BLANCO

En el comienzo fue el folk, las baladas de los los Apalaches cruzadas con sangre irlandesa y combustible afroamericano, blues y gospel. El origen de todo lo que vino hay que encontrarlo en esa música austera como un ajedrezado dibujado en arcilla, y en los artistas que la hicieron posible. Unos, como Woody Gurthie o Cisco Houston, fueron auténticos peregrinos, trovadores andantes que mezclaron su arte y su vida hasta metamorfosearse en genuinos prototipos del creador embebido por su máscara. Otros, más intelectuales, abrazaron el credo folk desde las aulas de los colleges, donde descubrieron la riqueza folkie junto a los poemas de Whitman, Yeats y Poe, en cervecerías cubiertas por el humo de la conspiración y los sueños de cambio generacional.

Eric Von Schmidt pertenecía al segundo tipo. Hijo de un conocido ilustrador que trabajó durante veinte años en el Saturday Evening Post, heredó el genio paterno y la afición por la pintura. Quería pintar, pero todo cambió cuando escuchó en la radio una canción de Leadbelly, aquel bluesmen al que John A. Lomax descubrió y grabó en la penitenciaria de Angola (Lousiana) para los archivos de la Biblioteca del Congreso.

Mientras Schmidt hacía su servicio militar en Washington pudo acercarse al departamento de folklore de la citada biblioteca, un verdadero tesoro que ha salvaguardado e inseminado una de las tradiciones musicales más asombrosas.

Obtuvo una beca Fullbright, lo que le permitió estudiar en Italia, país donde se familiarizó con el arte clásico y la cultura europea que apreciaba mucho.

A principios de los años 60, establecido en Nueva York, pasea su guitarra por los garitos de la contracultura, establecidos en torno al núcleo germinador de Washington Square. Bob Dylan, Joan Baez, Maria Muldaur, Tom Rush y tantos otros serán sus compañeros de viaje. Todos ellos aprenderán de Schmidt y beberán en su peculiar fórmula para acercarse a la tradición. Si Pete Seeger y Gurthie fueron los abuelos de aquellos airados joveznos y Dave Van Ronk y Ramblin Jack Lelliott sus padres, Schmidt ocuparía más bien el podio del hermano mayor.

En 1962 aparece su primer disco. Antes, en el 61, Dylan ha debutado con un disco de versiones que incluye una del propio Schmidt, la prototípica Baby, let me follow you down. A diferencia de Dylan, que pronto evoluciona desde los postulados folk hacia terrenos más pantanosos, fosforescentes territorios de libertad mercurial, Von Schmidt no fue un visionario, ni un genio, sino sólo un aplicado artesano, un contumaz recitador de historias enriquecidas con su pericia digital y su conocimiento de las tradiciones.

A lo largo de la década publicará nuevas rodajas folk, sin duda mejor aceptadas por los puristas y los guardianes de la ortodoxia que los venenosos pildorazos de su querido, siguieron siendo amigos durante años, Dylan. Éste último, por cierto, reproduce en la portada del seminal Bringin it all back home un disco de Schmidt. Entre sus trabajos destacan The folk blues of Eric Von Schmidt, Eric sings Von Schmidt, Who knocked the brains out of the sky? y Living on the trail. Desde 1977, con la aparición de Eric Von Schmidt and the cruel family, se sumirá en un silencio de casi veinte años, hasta la publicación de Baby let me lay in to you, en 1995.

Durante ese periodo, Von Schmidt regresará al territorio de la pintura. Ilustra libros infantiles, realiza infinidad de portadas para artistas afines, entre otros el Reverendo Gary Davis, Cisco Houston, Joan Baez, Pete Seeger o The Coochie-Coochie Band, y publica junto a Jim Rooney The illustrated history of the Cambrigde folk years, guía definitiva para comprender la eclosión folk de los sesenta, aquella revelación de las fuentes que abrió las compuertas amarillas de una música color sangre, donde los vientos de la miseria, la esperanza y el fervor humanista quebraron el desguazado invierno de las cancioncillas comerciales para ponerle banda sonora a unos tiempos convulsos. Más allá del tópico biempensante o políticamente correcto, el folk fue, es, un género brillante y atemporal, en el que brilló con luz singular este artista.

Von Schmidt fue un gran músico y un gran guitarrista, pero también investigó el diseño, la pintura, la literatura y la historia del arte, del que era apasionado. Fue un hombre muy culto, que suscitó la admiración de quienes lo conocieron.

Eric Von Schmidt nació el 29 de marzo de 1930 en Westport (Connecticut, EEUU) y murió el pasado 2 de febrero en la misma ciudad.

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