Mayoral / Chaves, Saavedra y Cruz.
Seis toros de Pablo Mayoral, bien presentados y complicados. El cuarto de nombre Negrote, fue indultado antirreglamentariamente. El segundo tuvo nobleza.
Domingo López Chaves: silencio (un pinchazo, metisaca, otro pinchazo y cinco descabellos) y dos orejas y rabo simbólicas que desechó. Julio Pedro Saavedra: pitos (estocada caída) y pitos (estocada caída y seis descabellos). Fernando Cruz: vuelta al ruedo (dos pinchazos y estocada) y palmas (estocada).
Plaza de toros de Valdemorillo, más de tres cuartos entrada.
VALDEMORILLO (MADRID).- Lo que debía ser una crónica de una gran faena de López Chaves, se convierte, por culpa del presidente, en el relato de un lamentable indulto. Transcurría la lidia del cuarto toro entre el templado toreo de Chaves y el entusiasmo del público, que estaba disfrutaba gracias a una buena faena y al juego de un interesante toro de Pablo Mayoral.
Inexplicablemente, cuando el diestro se disponía a matar al cornúpeta, surgieron tímidas peticiones de indulto, que ahora está de moda. El presidente Raimundo Rodríguez no lo dudó un instante y sacó el pañuelo naranja a las primeras de cambio. Nadie lo podía creer, pero se había perdonado antirreglamentariamente la vida de un toro que pese a embestir con nobleza en muchas fases del trasteo, tuvo muchos defectos.
Fue entonces cuando se armó el total desconcierto, pues pocos vieron el pañuelo naranja. Chaves no sabía qué hacer mientras que los sabios de turno acudían al palco a increpar al presidente que, bien es cierto, cometió un error garrafal: ni se podía indultar al toro, ni el astado mereció tal premio. Finalmente, Chaves simuló la suerte de matar y el astado se fue vivo a los corrales entre la bronca general. Chaves, honrado, no paseó los máximos trofeos en una vuelta al ruedo con sabor agridulce.
Antes, había templado de capote al primero. Cambió el toro en la muleta y se puso complicado. El diestro puso mucha entrega, arrancando varios muletazos de mérito a cambio de algún que otro susto.
En términos futbolísticos se podría decir que Julio Pedro Saavedra está fuera de forma. Pasado de peso, el torero local pasó muchos apuros para completar la lidia del segundo con la suerte de que éste no le planteó problema alguno. Pese a su voluntad y a la nobleza del toro, enseguida se vio que Saavedra no está en condiciones físicas para estos compromisos y le costó llegar a final de faena entre las protestas del público. Más de lo mismo en el quinto que, para colmo, no fue fácil.
El tercero de la tarde fue un buen mozo al que Fernando Cruz lanceó con mucho gusto de salida. El toro se lo puso complicado y se revolvió buscando presa al más puro estilo santacoloma, pero la firmeza del madrileño se impuso a la mala condición del animal. Cruz se gustó por ambas manos en una faena meritoria pero con los trofeos en la mano, falló con la espada.
Volvió a estar por encima del sexto, un cuajado y peligroso astado con el que se pegó un sincero arrimón que le sirvió para ser despedido con una fuerte ovación de despedida.