El chimpancé, el animal más parecido a nosotros que sobrevive sobre la Tierra, usaba herramientas para partir nueces y otros frutos secos en Africa Occidental hace unos 4.300 años, no mucho después de que los humanos saliéramos de la Edad de Piedra y cuando aún no había llegado la agricultura a esta región.
Así lo indican una serie de utensilios de piedra provenientes de esta época, que acaban de encontrarse en la selva tropical de Costa de Marfil y constituyen la primera prueba de que los chimpancés disponían de tecnología durante la Prehistoria.
El hallazgo, realizado por el arqueólogo español Julio Mercader, de la Universidad de Calgary, y un equipo internacional de investigadores, sitúa el uso de herramientas entre estos simios miles de años antes de lo que se pensaba hasta ahora, y sugiere que pudieron heredar esta habilidad de un ancestro común con los humanos, en vez de habernos imitado o haber llegado a una misma solución de forma independiente a la nuestra.
Los cascanueces de chimpancé se han encontrado en el único emplazamiento prehistórico que se conoce de esta especie, situado en el yacimiento de Noulo, en el bosque de Tai, y su análisis se publica hoy en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Desde que, en agosto de 2005, se presentó el genoma del chimpancé, sabemos que estas criaturas comparten un 96% de sus genes con los humanos. Ahora, ha quedado de manifiesto que también tenemos en común una tecnología prehistórica, aunque en su caso no ha evolucionado sino que se ha transmitido tal cual de padres a hijos. Los científicos han descartado que las herramientas pertenecieran a humanos de la Edad de Piedra, ya que han aparecido entre ellas varios tipos de nuez que nunca han formado parte de nuestra dieta, y sí de la de los chimpancés.
Todos los grandes simios usan herramientas, pero sólo los humanos y los chimpancés han desarrollado tecnología basada en la piedra. En su caso, les sirve sólo para golpear objetos, no para cortarlos ni descascarillarlos de forma sistemática.
Sin embargo, el hecho de que hace más de cuatro milenios ya [ya en la Edad de Piedra] emplearan esta forma de abrir frutos secos encontraría su explicación más simple «en la posibilidad de que estas tecnologías hayan sido heredadas de un ancestro común», según la interpretación de Mercader.
Por ello, el estudio arqueológico de los chimpancés -o arqueología chimpancé, como se conoce a esta nueva disciplina- podría arrojar luz sobre el origen de la tecnología en los humanos y, de hecho, en todas las especies de homínidos.
«Desde una perspectiva práctica, proporcionamos las instrucciones para una comparación cabal entre la conducta de los grandes simios y los primeros humanos», asegura el investigador español, uno de los pocos del mundo dedicados a esta especialidad. «Los arqueólogos están en posición de aprender sobre los atributos culturales compartidos por los primeros humanos y los simios».