Se llama Jennifer Lopez, pero la o no lleva tilde. Motivo: que el apellido es en realidad inglés y ella, cabeza de puente del asalto latino al show bussiness yanqui (o al revés), nació en el Bronx neoyorquino, aunque se reinvindica puertorriqueña.
Pero no: JLo, que tal es su nombre comercial y global, es una estrella a la americana y habla español de aquella manera: se refiere a sí misma en masculino, conjuga casi todos los verbos en infinitivo y ahora, años después de meter en el poderoso mercado del entertainment a la minoría ya mayoritaria en EEUU, la hispana, jura que ha crecido: «Soy madura, mi vida personal me ha cambiado».
Así -y en minifalda- se presentó ayer en Madrid Lopez, modelo de icono globalizado: discos, filmes, colonia y hasta complementos y bisutería produce la chica, que ahora, ya bien exprimido el mercado anglosajón, quiere reorientarse hacia sus orígenes rodando en Latinoamérica y editando, en pocos meses, un disco íntegro en castellano, el primero en su carrera, que llevará por título Como ama una mujer.
Pero vayamos por partes: Ciudad de silencio, el filme que justificó su visita ayer y que se estrena el viernes 23, busca ejemplificar esa pretendida maduración: se trata de una visión agresiva y belicosa para con los poderes públicos (se critica a los gobiernos de México y EEUU) de los horribles crímenes de Ciudad Juárez, una mirada a los horrores del Tercer Mundo casi incrustado en el Primero.
«¡Nunca dejes de cantar!»
Y Lopez puede querer madurar, pero el folclore finalmente no puede faltar en torno a ella, que por algo es el suyo, según sus propios publicistas, el «culo más caro del mundo», valorado en 47 millones de euros por una aseguradora: «¡Nunca dejes de cantar!», le gritaba ayer un fan en plena rueda de prensa. «¡Nooo!», respondía ella, sonriendo: «No voy a cambiar, pero sí a crecer y madurar».
Lopez (Nueva York, 1969) confesó ayer que no sabía absolutamente nada de los crímenes de Ciudad Juárez -más de 500 mujeres violadas y asesinadas y más de 1.000 desaparecidas- cuando el director Gregory La Nava (con quien ya coincidió en Selena) le ofreció el papel: «Pero al enterarme fue un gran honor, me sentí responsable de contar esa injusticia», dijo ayer la actriz.
La película discurre entre el cliché, la acción y la denuncia: una periodista estadounidense (Lopez) viaja a Juárez para escribir sobre los crímenes y allí la ayuda un periodista local (Antonio Banderas). La mujer conoce al hijo de uno de los oligarcas locales, también en el ajo (Juan Diego Botto), y logra identificar a varios culpables, pero al intentar publicar la historia se da de bruces con el poder y todos sus resortes, personalizado en el director de su periódico, nada menos que Martin Sheen -«fue mágico rodar con él, la misma impresión que con Al Pacino o Jack Nicholson»-. Completa el reparto Sonia Braga.
La latina más poderosa de Hollywood aseguró ayer que todo ha cambiado después de su matrimonio hace tres años con Marc Anthony, con quien acaba de rodar un biopic de Héctor Lavoe -«paré un tiempo para dedicarme a mi familia y desde entonces cambiaron mis prioridades»-, y también que ella, de mujer de negocios, nada. «Yo no hago nada planeando qué le va a venir mejor o peor a mi carrera. Hago las cosas porque las siento con el corazón. Pongo la guinda creativa y el corazón, los negocios los llevan otros».
En definitiva, JLo anunció ayer en Madrid de camino al Festival de Berlín, donde presentará también el filme, un pretendido cambio de tercio en su carrera, algo muy comprensible en un Hollywood implacable cuando las actrices se acercan a los 40 años: «Es el trabajo más duro: conseguir rodar una película que la gente quiera ver y, al tiempo, eduque, cuente lo que está pasando (...). Al hablar con las madres de esas jóvenes asesinadas, sientes que no puedes callar, que debes hacer algo grande para el mundo, para ayudar a mejorar la situación y darles un poco de paz».
Para quien se ha trabajado la comedia romántica con tanto denuedo como JLo, ha debido de ser un shock sumergirse en Ciudad Juárez: «Ver la injusticia de la vida me hizo madurar», señaló la actriz en una rueda de prensa que abundó, por lo demás, en declaraciones blancas y algo sosas.
Sobre su disco en español, señaló Lopez: «Cuando firmé con Sony, quería cantar en castellano, pero ellos me dijeron que mejor en inglés. Así que ahora es un lujo volver al inicio». Y eso fue todo. Minutos después, Marc Anthony se reunía con su esposa en Madrid.