Puede que nunca se llegue a hacer público, pero todo apunta a que entre Samuel Eto'o y Frank Rijkaard existe lo más parecido a una guerra fría. Después de que el delantero se negara a jugar los últimos minutos del partido ante el Racing, resulta evidente que la relación entre ambos pasa por su peor momento desde que el jugador africano llegó a Barcelona en verano de 2004.
Tras el desplante, que fuentes del vestuario atribuyeron a que el camerunés esperaba jugar entre 15 y 20 minutos, pudieron verse imágenes del banquillo barcelonista en el partido en que se demuestra que Rijkaard ignoró por completo al camerunés. A pesar del embrollo, ayer, el futbolista no se vio obligado a pasar el farragoso trámite de dar explicaciones.
Eto'o, poco dado a los silencios, se refugió en ese acogedor santuario que es el gimnasio del Camp Nou para frustrar la que habría sido la imagen del día en el estadio azulgrana. Su ausencia -tampoco los titulares Xavi e Iniesta aparecieron sobre el campo de entrenamiento- no permitió adivinar si el cuerpo técnico sigue tan dolido como el propio Rijkaard transmitió tras el partido del domingo, o si el delantero mantiene la mirada de funeral que se le quedó mientras esperaba en la banda.
Según fuentes del club, Eto'o llegó puntual al entrenamiento y no mantuvo ningún tipo de charla con su entrenador. Teniendo en cuenta el celo que ponen tanto Rijkaard como Puyol en armonizar al máximo los egos del vestuario, resulta inevitable que el nueve se verá obligado a disculparse, cuanto menos en la intimidad, con el vesturario. Eso mismo dio a entender ayer Valdés, que compareció ante los medios y le tocó comentar el affaire. «Eto'o tiene que hablar con el técnico y darle explicaciones», dijo el portero sin demasiadas ganas de hablar del asunto. Se le preguntó si el vestuario está molesto por la insubordinación y prefirió no responder. «Respeto lo que ha decidido. Conociéndo a Eto'o, seguro que hablará con el grupo porque es un gran compañero y siempre está con nosotros».
Valdés, buen aficionado al toreo, se esforzó por echar un capote al camerunés. «Tiene un carácter fuerte, es un ganador. Es normal que quisiera jugar muchos minutos, tiene ansiedad por ayudar. Ese carácter es positivo para el equipo... Samuel es el mejor delantero del mundo».
Messi y Saviola, que hablaron para la prensa en un acto publicitario, tampoco quisieron hacer sangre con el asunto, aunque reclamaron una inmediata solución. «Lo peor que nos puede pasar es que esto no se solucione, porque traería inconvenientes para todos», pidió Saviola, quien espera las explicaciones de Eto'o. A Messi, a quien no le hacen falta las excusas del camerunés -«si Samuel tiene que decir algo, seguramente lo hará, pero no tiene por qué decir nada»- defendió a su compañero. «Entiendo que quiera jugar, hace mucho tiempo que está parado. Quizá esperaba más minutos y por eso reaccionó así».
El nuevo capítulo del culebrón protagonizado por Rijkaard y Eto'o llegará en los próximos y trascendentales partidos. El técnico sabe que el nueve no está en su mejor momento de forma, por lo que tiene la excusa perfecta para no alinearle frente al Valencia (domigo) o contra el Liverpool (próxima semana). El entrenador siempre se ha distinguido por saber tratar al vestuario y particularmente a sus figuras, pero las ausencias y retrasos de Ronaldinho no tienen nada que ver con la situación que afronta ahora con Eto'o. Si Rijkaard no le da minutos en dos partidos en los que el Barça se juega la temporada, el camerunés lo interpretará como un castigo. La guerra fría podría convertirse en algo mucho más grave.
Ayer, el entorno más cercano al futbolista prefirió no pronunciarse sobre la cuestión, pero es evidente que Samuel Eto'o vuelve a ser presa de su genio.