JESUS ALCAIDE
MADRID.-
Diego Armando Maradona no para de llamarle. Es más, durante varios días, el contacto fue constante. El mejor jugador de la Historia, el hincha más apasionado de Boca Juniors, lo tenía claro. El Alemán, su viejo compañero en sus tiempos del Barcelona, era el indicado para entrenar a su equipo.
Lo intentó cuando se confirmó la marcha de Alfio Basile a la selección argentina. Se tuvo que conformar con Ricardo la Volpe, que perdió el torneo Apertura al padecer un hundimiento aún más estruendoso que el del Reak Madrid de Carlos Queiroz en 2004. Tras ese fracaso, el nuevo intento, de hace apenas un mes, dio en hueso otra vez. Bernd Schuster agradeció el interés, pero optó por quedarse en el Getafe. Boca tuvo que conformarse con Miguel Angel Russo. Pese a todo, Maradona mantendrá el contacto con su amigo. Y quizás algún año consiga convencerlo para que acepte embarcarse en la aventura argentina. Al fin y al cabo, eso sería un aperitivo para un tipo que hace dos años se atrevió a dirigir al Shakhtar de Ucrania.
Lo que pasa es que Schuster tiene donde elegir. Probablemente, sea el entrenador con el futuro más asegurado para los próximos años. Y se lo ha ganado. Porque un técnico que firma una trayectoria como la que él ha marcado en un club tan modesto y aparentemente con miras tan limitadas como el Getafe, merece un respeto, una oportunidad y un premio.
Schuster llegó el pasado año a un equipo que había firmado una meritoria campaña de debut en Primera de la mano de Quique Sánchez Flores. Acabó noveno y sin apuros. En verano se le fueron cuatro piezas fundamentales: Gavilán, Pernía, Riki y Rivas. De paso, Ramón Calderón olvidó su primer plan y prefirió seguir la vía de Capello aconsejado por Mijatovic. Hace meses que se ha arrepentido de no haberle convertido en entrenador del Madrid.
Incluso los más acérrimos seguidores del Getafe pensaban que salvarse del descenso sería el único premio posible. Pasados seis meses, el equipo está casi en semifinales de la Copa y cerca de la UEFA. Juega bien al fútbol, está de moda y su técnico prepara la despedida. Es ley de vida.
El Madrid quiere rectificar su error y le tiene en su altar como candidato para borrar la magna obra de Capello. Pero por ahí andan el Barcelona, temeroso por una posible marcha de Rijkaard, el Valencia y hasta el Bayern, que le quiere ver como piloto de su renovación. Y Schuster se deja querer. Es su momento y sabe que el presidente del Getafe, Angel Torres, le dejará irse pese a una cláusula en su contrato, que finaliza en 2008 y que marca el pago de una indemnización si se marcha antes. Todo se podrá arreglar.
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