Marco Tronchetti, presidente de Pirelli, lleva desde el pasado diciembre intentando encontrar compradores a una parte del 80% que controla en Olimpia, el holding financiero que a su vez posee el 18% de Telecom Italia y con el que controla la gestión del operador de telecomunicaciones.
Y tarde o temprano su Se vende tenía que llegar a Telefónica, una de las grandes compañías europeas, en pleno proceso de expansión en Europa. La semana pasada, Tronchetti llamó por teléfono a César Alierta, presidente de la compañía española, que ayer confirmó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que está analizando la propuesta. El presidente de Pirelli ofreció a su homólogo en Telefónica la compra de en torno a un 30% de Olimpia, operación que tendría un coste de 2.300 millones de euros y daría el control de casi un 5,4% de Telecom Italia.
La nota de Telefónica reconoció ayer los «contactos» mantenidos, pero dejó claro que no ha habido acuerdo preliminar alguno , frente a las informaciones aparecidas en el diario italiano Il sole 24 ore que daba por cerrado un «acuerdo de máximos» en el que supuestamente Telefónica se comprometía a tomar al menos un 30% de Olimpia.
Además, para curarse en salud, Telefónica recuerda en la nota a la CNMV que cumplirá sus compromisos financieros para este año, que fijan en 1.150 millones de euros el máximo que puede destinar la compañía para compras. Eso sí, si la operadora vende Endemol u obtiene más ingresos de otras desinversiones minoritarias, lo obtenido podría dedicarse a realizar compras.
Así las cosas, lo único que hay por ahora son las ganas de Tronchetti de vender y el detalle de Telefónica de atender educadamente la propuesta. Y es que no es precisamente este tipo de operaciones las que persigue Alierta, ya que con un 30% en Olimpia y un 5,4% en Telecom Italia, la influencia de Telefónica en la gestión del operador italiano sería mínima. ¿Por qué entonces se analiza la operación desde Gran Vía? ¿Tiene algo que ver que el accionista del 20% restante de Olimpia sea Benetton, compañero de viaje de Abertis en Autostrade? Fuentes políticas consultadas destacan que, de forma oficiosa, el primer ministro italiano, Romano Prodi, podría haber trasladado a José Luis Rodríguez Zapatero un mensaje para que el principal operador de telefonía español haga caso a Tronchetti, al que Prodi se la tiene jurada desde que se atrevió a proponer la venta de Telecom Italia Mobile, filial celular de Telecom Italia, que entonces presidía.
Esta idea le costó el puesto entonces y Tronchetti no ve otra salida que dejar el capital de Telecom Italia. Si Zapatero contribuye a que Telefónica colabore en la salida de Tronchetti, Prodi haría esfuerzos encaminados a que Abertis y Autostrade retomaran sus proyectos de fusión, que encallaron en enero por la persistente oposición del Gobierno italiano, señalan estas fuentes. Y la familia Benetton estaría viendo la operación con entusiasmo desde el palco privilegiado que le confiere estar junto a Pirelli en Olimpia y junto a la Caixa y ACS, que a través de Abertis participan en Autostrade.
Según estas fuentes, por eso Telefónica estaría analizando una operación que, a priori, no cuadra en su actual estrategia. La operadora italiana es fuerte en Latinomérica, donde también lo es Telefónica, si bien una integración de ambas compañías pondría contra las cuerdas a Carlos Slim, el magnate mexicano líder del sector en el subcontinente.
De lo que no hay duda es de que Telefónica nunca podría controlar Telecom Italia, pues para el Gobierno transalpino es la joya de la corona que siempre estará en manos italianas. Ayer fue el ministro de Desarrollo, Pierluigi Bersani, el que afirmó que su Gobierno prestará «la mayor atención» a la operación. «Es el momento de que los accionistas reflexionen», aseguró el ministro, «pero no hay duda de que sobre un activo industrial de este tipo es justo que haya cierta atención, incluso la más grande».
Tronchetti, por su parte, aseguró ayer que Telecom Italia, pese a la entrada en su capital de empresas extranjeras, «Olimpia queda en manos del Gobierno italiano, sigue siendo italiana» y, pese a las inversiones externas, «siempre será italiana», aseguró en unas declaraciones recogidas por Corriere della Sera.