C. R. G.
MADRID.-
El rápido rechazo de la denuncia de José Blanco en la Audiencia Nacional sirvió ayer a los populares para regodearse del fracaso de la iniciativa. El número dos del PP acusó a su homólogo del PSOE de «estar dispuesto a lo que sea», incluso a hacer «el ridículo» con una demanda «desestimada en tiempo récord, con tal de desacreditar las manifestaciones ciudadanas en contra de la política de diálogo con ETA». Una demanda que resumió como la «estrategia del Partido Socialista destinada a amedrentar».
Acebes aprovechó para culpar al Gobierno de las «consecuencias» que siguen a «cualquier manifestación que no le gusta». Y en la relación incluyó las detenciones ilegales de militantes del PP en enero de 2005; los «insultos y difamaciones a un poliomelítico» por asistir en silla de ruedas a una manifestación de víctimas del terrorismo; las «amenazas» del fiscal a quienes mantuvieran «actitudes vociferantes», y las advertencias sobre el número de decibelios autorizados en una protesta.
El secretario general ultimó este listado con la demanda de Blanco, como la instrumentalización de lo que denominó un «insulto aislado, que nosotros rechazamos completamente» para «desprestigiar a los colectivos cívicos y a los millones de ciudadanos que se oponen a que el Gobierno negocie con los asesinos de Barajas».
En este sentido se pronunció el portavoz del PP del País Vasco, Leopoldo Barreda, al calificar de «inapropiados, rechazables y de mal gusto» los gritos contra Blanco, pero criticó la demanda por responder a motivos «propagandísticos».
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