Se acabó la agonía para los carnavaleros. El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo Número 1 de Santa Cruz de Tenerife levantó ayer la suspensión cautelar de los actos musicales nocturnos en la calle del Carnaval de la capital tinerfeña, que comienza el próximo viernes.
En el nuevo auto, que se hizo público tras la vista celebrada por las partes en el juzgado, se declara «inadmisible» la petición de suspensión de la fiesta en la calle solicitada por un grupo de vecinos debido al exceso de ruido.
Según el juez, la suspensión del Carnaval no ha lugar porque la medida cautelar planteada fue resuelta ya para el año 2007 por una sentencia de 2006 de la sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias. «La suspensión cautelar de los Carnavales de 2007 solamente puede ser juzgada una vez y ha sido ya juzgada», afirma el auto del juez de lo Contencioso-Administrativo Número 1 de Santa Cruz de Tenerife, Jaime Guilarte Martín-Calero.
Antes de conocer la decisión definitiva del magistrado, tanto el abogado del Ayuntamiento capitalino, Luis Prieto, como el de las murgas del Carnaval, Víctor Medina Fernández Aceytuno, mostraron su plena confianza en que se alzarían las medidas cautelares porque «existía una decisión de tipo procesal de que este hecho ya era cosa juzgada».
Asimismo, Prieto recalcó que la postura del Ayuntamiento de Santa Cruz seguía siendo la misma: «Intentar compatibilizar la fiesta en la calle con el descanso de los vecinos». Además, recordó que los denunciantes se reafirmaron en que no «van contra el Carnaval sino que solicitan que los actos nocturnos se trasladen».
Cordón policial
Tras conocer la decisión judicial, el mediático letrado de los vecinos, Felipe Campos, tuvo que abandonar las instalaciones judiciales escoltado por agentes de la Policía Nacional tras permanecer más de una hora recluido por voluntad propia. La gran cantidad de periodistas que se agolparon a las puertas del juzgado, unido a los cánticos que proferían contra él unas 40 personas, provocaron que el abogado solicitara una cordón policial para poder acceder al taxi en el que un amigo lo pasó a recoger.
A pesar de las predicciones que apuntaban a que se iba a producir una concentración multitudinaria de carnavaleros para mostrar su descontento con el letrado, al inicio de la vista apenas había gente en los alrededores del juzgado. A medida que avanzó la mañana, el grupo aumentó hasta llegar a unas 40 personas. En ese momento, se organizó la estrategia y comenzaron las consignas contra Felipe Campos y algún denunciante como Justo Fernández. «Ea, ea ea, el pueblo se cabrea» y «yo voy a salir, si no quieren Carnaval, mándense a mudar» fueron algunos de los gritos que profirieron los congregados.
Minutos después, abandonaron la Sala los abogados del Ayuntamiento y los grupos del Carnaval, mientras que los empleados del juzgado surtían de agua a los periodistas, que llevaban casi tres horas bajo un sol imponente. Finalmente, Campos logró que le hicieran el cordón policial y salió del juzgado, sin ningún tipo de problema. Por otro lado, los carnavaleros permanecieron en la zona al ritmo de la despedida de Ni Pico Ni Corto, Chicharrero de corazón.