Martes, 13 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6267.
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POLÉMICA DECISION JUDICIAL / La Audiencia Provincial de Stuttgart justifica su resolución en que «ya no existen riesgos de seguridad» / La antaño 'mujer más peligrosa de Alemania' podrá rehacer su vida bajo nombre falso
Libertad condicional para una terrorista de la Baader-Meinhof tras 24 años en prisión
La excarcelación de la sanguinaria Mohnhaupt genera un encendido debate en Alemania
CARLOS ALVARO ROLDAN. Corresponsal

BERLIN.- La posibilidad de que Brigitte Mohnhaupt, antaño la mujer más peligrosa de Alemania, fuera liberada tras pasar 24 años en la cárcel provocó en las últimas semanas uno de los más duros debates en la sociedad alemana. Ayer, la Audiencia Provincial de Stuttgart lo hizo realidad, aunque puso el acento en que no se trata de un «perdón», sino una decisión acorde con la legislación vigente en el país.

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Una de las terroristas más sangrientas de la Fracción del Ejército Rojo (RAF), grupo adscrito a la izquierda radical también conocido como Baader-Meinhof, arrestada en 1982 y condenada a cinco cadenas perpetuas por varios secuestros y nueve asesinatos, saldrá de prisión el próximo 27 de marzo y podrá intentar rehacer su vida bajo nombre falso, como ya han hecho otros antiguos compañeros de armas que hoy trabajan como maestros, contables, directores de cine o periodistas.

Mohnhaupt, una de las líderes de la segunda generación de la RAF, estuvo detrás de muchos de los actos violentos del fatídico otoño alemán de 1977, cuando el grupo terrorista intentó presionar con una campaña al Gobierno de Helmut Schmidt para que liberara a los líderes encarcelados. Se le atribuye el secuestro y muerte del entonces presidente de la patronal, Hanns-Martin Schleyer, del fiscal federal Siegfried Bubak, y del banquero Jürgen Ponto, a quien asesinó con sus propias manos.

La decisión de la Corte de Stuttgart establece que Mohnhaupt permanecerá durante los próximos cinco años en libertad condicional y ayer explicaba que la decisión se ha tomado «basándose en la determinación de que no existen riesgos de seguridad» y en que la presa ha rechazado la lucha armada «de manera convincente» como forma de perseguir objetivos políticos.

Las familias de las víctimas son las que más han luchado para evitar la excarcelación, sobre todo porque la terrorista confesa jamás se ha arrepentido de sus actos, aunque se adhirió a la declaración de disolución de la RAF en 1998. Uno de los más activos ha sido el propio hijo de Schleyer, apoyado por el diario populista Bild. Dirk Schleyer, de 54 años, señalaba ayer que la decisión «es una perversión de la Justicia».

Entre la clase política la decisión judicial era aceptada como tal, si bien las fuerzas conservadoras no podían evitar un cierto malestar. Desde Baviera, su presidente y líder de la Unión Socialcristiana (CSU), Edmund Stoiber, declaraba que las excusas de la terrorista debían haber sido «una condición indispensable» para su excarcelación. Su ministro del Interior, Günther Beckstein, llegaba aún más lejos al subrayar su incomodidad «para soportar la idea de que Brigitte Mohnhaupt, tras su liberación, se instale en los debates de televisión para evocar quizás con nostalgia el terrorismo de la RAF».

Desde las filas del Partido Socialdemócrata (SPD), era el diputado Dieter Wiefelspütz quien recordaba que se debe respetar la decisión judicial, al tiempo que subrayaba: «El Estado de Derecho no es un Estado vengador».

La escritora Bettina Roehl, hija de la líder de la RAF Ulrike Meinhof, quien se suicidó en la cárcel, reaccionaba ayer a la noticia estimando que Mohnhaupt «no tiene obligación de arrepentirse si se ha cumplido el mínimo de la condena».

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