M. R.
Pese a las dudas de algunos países de la UE, entre ellos España, sobre la futura independencia de Kosovo, los ministros aprobaron ayer una declaración de apoyo al plan del enviado de la ONU, Martti Ahtisaari, dirigido a la separación de Serbia. Frank-Walter Steinmeier, ministro de Exteriores alemán, también recordó que si Serbia no acepta la partición de su territorio, una resolución de Naciones Unidas será suficiente para decidir el futuro de Kosovo, tocado por las protestas del sábado que acabaron con dos muertos.
Para compensar al Gobierno de Belgrado, la UE intentó mandarle un mensaje sobre una posible reanudación de las charlas para el Acuerdo de Estabilización -el primer paso hacia la adhesión-, suspendidas el pasado mayo porque Serbia no logró capturar al general Ratko Mladic, acusado de la masacre de Srebrenica (el Ejecutivo serbio insiste en que desconoce su paradero). Los Veintisiete repiten ahora que si los serbios aceleran la formación de su nuevo Gobierno y si el resultado excluye a los radicales, las negociaciones podrán retomarse. Aun así, Olli Rehn, comisario de Ampliación, afirma que Serbia debe cooperar con el Tribunal para la Antigua Yugoslavia con «acciones concretas» que lleven al arresto de Mladic.
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