IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal
ROMA.-
La cadena de televisión Sky -propiedad de Rupert Murdoch-, uno de los cuarteles generales de Mediaset (la cadena de televisión controlada por Silvio Berlusconi), una vivienda en Milán propiedad del Il Cavaliere, la sede del periódico conservador Libero, un conocido experto italiano en Derecho Laboral...
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Son algunos de los objetivos contra los que proyectaba atentar una presunta organización terrorista desmantelada en Italia tras una ardua investigación que se ha prolongado durante dos años. Y que ayer culminaba con una operación policial llevada a cabo al amanecer en varias ciudades del norte del país (Milán, Padua, Turín y Trieste) y dentro de la cual han sido detenidas 15 personas, algunas de ellas ex sindicalistas, acusadas de tratar de resucitar a las Brigadas Rojas, el grupo terrorista que durante los años 70 hizo correr ríos de sangre en Italia, dejando un balance final de 400 muertos y más de 1.000 heridos.
Cuando Italia pensaba haber acabado definitivamente con el terrorismo (de hecho, muchos de los principales exponentes de la Brigadas Rojas se han arrepentido públicamente por empuñar las armas por motivos políticos y están plenamente reinsertados en la sociedad, ocupando en algunos casos cargos públicos) el fantasma ha vuelvo a surgir. «Se sentían en guerra contra el Estado, eran peligrosos», afirma la fiscal Ilda Boccassini, la persona encargada de coordinar la investigación, respecto a los 15 presuntos terroristas detenidos ayer. «Ha sido una investigación peligrosísima en la que había vidas humanas en juego», destacaba. «Hemos decidido intervenir en este momento porque algunas acciones estaban a punto de entrar en fase operativa, incluido el atentado contra un periódico nacional con sede en Milán, previsto para Semana Santa». El ministro del Interior, Giuliano Amato, confirmaba la peligrosidad del grupo desarticulado. «Probablemente este vez hemos logrado evitar un atentado», señalaba.
La Fiscalía hablaba concretamente de «tres células activas y operativas que tenían en marcha proyectos con objetivos incluso humanos», además de objetivos políticos. Los presuntos terroristas habían pensado varios métodos para financiarse: desde secuestrar a personas y pedir un rescate hasta disparar a las piernas de víctimas con recursos económicos, como advertencia de lo que les podía ocurrir si no pagaban.
Entre los detenidos se encuentran algunos ex miembros del CGIL, el principal sindicato italiano, así como Alfredo Davanzo, líder de Segunda Posición (grupo vinculado a las Brigadas Rojas), quien llevaba 18 años en paradero desconocido y que se encontraba en Raveo, un diminuto pueblecito de 500 habitantes del noreste de Italia.
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