Martes, 13 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6267.
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La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo (Platón)
 OPINION
Editorial
NUEVO 'EFECTO LLAMADA'

El mismo día en que, sin tener ninguna obligación al respecto, España enviaba cuatro aviones y decenas de funcionarios a Mauritania para tratar de encontrar una solución para los cerca de 400 sin papeles asiáticos y subsaharianos del Marine I, el ministro de Trabajo aseguraba en Quito que nuestro país necesita 200.000 trabajadores inmigrantes más y anunciaba la creación de una oficina para facilitar formación a los ecuatorianos. Caldera sigue cometiendo el mismo error en el que incurrió con la Ley de Extranjería, que tan perversas consecuencias ha tenido: efecto llamada, avalancha de inmigrantes, saturación de los centros de internamiento y el desentendimiento de la Unión Europea cuando se ha pedido su ayuda para controlar las costas.

El ministro debería saber que los mensajes que lanza tienen repercusión inmediata no sólo en las personas de zonas subdesarrolladas que legítimamente optan a una vida mejor en un país rico, sino también en las mafias que se encargan del tráfico humano. Ante esta tesitura, se impone un discurso de prudencia, incluso disuasor. Más aún cuando la llegada de extranjeros a España sigue siendo incesante. El caso de los bolivianos es paradigmático. Sólo en enero se calcula que 14.000 súbditos de este país han entrado como falsos turistas por el aeropuerto de Barajas, ante el anuncio de que a partir de abril se les exigirá el visado. Empieza a haber problemas de integración -está muy reciente el caso de Leganés- y entre la sociedad española crece la sensación de que se ha desbordado la capacidad de absorción de inmigrantes: una encuesta de octubre advertía que para un 71% de los ciudadanos ya hay demasiados. El crecimiento de la tasa de extranjeros legales ha pasado de un 2,3% en 2000 a un 9,3% en 2006.

En definitiva, no se ha trabajado en la prevención y ahora se han buscado soluciones a la desesperada con Mauritania, Senegal, Cabo Verde y Guinea Conakry, pero es muy probable que parte de los sin papeles del Marine I acaben en España, dando más argumentos a quienes pretenden entrar como sea. Y, al mismo tiempo, se insiste en discursos irresponsables desde el Gobierno que en nada ayudan a reconducir la situación.

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