Martes, 13 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6267.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo (Platón)
 OPINION
Obituario / JUAN GIRALT
Un clásico de la pintura contemporánea
MARCOS-RICARDO BARNATAN

Se nos ha ido Juan Giralt, y se nos ha ido demasiado pronto. Era un excelente artista, y por su pintura estaba considerado como un verdadero clásico del arte español de la segunda mitad del siglo XX. Un lugar al que había accedido después de una larga y perseverante trayectoria , que comenzó en el año 1959 cuando realiza su primera exposición individual en la galería Fernando Fe de Madrid. Iniciado en el informalismo de los años 50, su gama de grises, blancos y negros, se transforma radicalmente tras un viaje a Holanda en el que descubre el grupo Cobra. En 1965 viaja a Brasil, donde participa en la VIII Bienal de Sâo Paulo, y dos años después recibe una beca de la Fundación Juan March para residir en París. También fue becado por el Ministerio de Cultura en 1979 y por el Comité Hispanoamericano para ir a Nueva York (1980-1981).

Incorporando formas y el dibujo, sus composiciones pictóricas van desarrollando diferentes etapas, que lo llevan a ser parte de la corriente de la nueva figuración de los años setenta. Inmerso en esa «tradición de la vanguardia» que tanto le gustaba repetir a Octavio Paz, y partícipe de este tiempo de «la escisión y de la negación de si mismo» que se produce dentro de la misma modernidad en permanente mutación. La crisis de la vanguardia y el advenimiento de la llamada posmodernidad son el contexto histórico de esta pintura del fragmento, que Juan Giralt practicó con rigor y elegancia.

En sus últimas exposiciones, que tuvieron como marco la galería Antonio Machón de Madrid, mostró piezas de gran formato en las que quedaba expreso tanto su espíritu crítico como su propensión a la ironía, dos cosas que son muy de agradecer en un mundo tan inclinado a la solemnidad más hueca. Algo que nos dejó también escrito en alguno de sus textos autocríticos que dan la medida de su autoexigencia. La honestidad del creador es hoy una de las pocas honestidades necesarias. Giralt era de los que se permitían ejercerla, y además exhibir sus rechazos en una época de plurales genuflexiones. «La pintura debe profanar cualquier planteamiento retórico», nos declaraba, para asumir la permeabilidad «a todo tipo de contaminaciones».

Su última muestra individual se celebró el año pasado en la galería Antonio Machón, presentada por un breve y lúcido texto de su hijo, el novelista Marcos Giralt Torrente. Era una selección de su producción última, de una gran potencia pictórica, en la que sin dejar de recurrir a su estilo de siempre -el que lo diferencia e identifica con fuerza- incorporaba a su imaginario una mayor cantidad de citas figurativas pintadas.

Estas recurrencias parecían llegarle del pasado, como si Giralt quisiera no sólo mirar su entorno temporal, sino también mirarse a sí mismo. La fuerza de la memoria parecia empujarle, esta vez, a una cierta melancolía, a un gusto casi proustiano por recuperar gozosamente algunas imágenes vividas o soñadas , y ponerlas en juego dentro del enjambre cuadriculado de sus composiciones. Las citas figurativas que antes venían de la mano hábil del collage, eran imágenes generalmente pegadas a la pintura, aunque muy integradas en ella. Pero en su última obra el collage había desaparecido por completo, para dejar su lugar a paisajes marinos o escenas figurativas pintadas. Algo que puede entenderse como cambiar un sistema de apropiación de iconos ajenos por su construcción personal.

Juan Giralt nos ha dejado una pintura voluntariamente impura, una obra abierta, como una novela moderna, a todo lo que pasa a su alrededor, pero estructurada siempre con esa maestría que nuestro pintor ha demostrado con creces a lo largo de su intensa trayectoria.

Juan Giralt nació en 1940 en Madrid, ciudad en la que falleció el 11 de febrero de 2007.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad