Arielle Dombasle ha esperado a cumplir medio siglo para desnudarse en el trasnochado cabaré parisino Crazy Horse. Lleva puesta una peluca de platino y oculta su identidad en un apodo de resonancias fronterizas, Dolores Sugar Rose, pero los espectadores saben que tienen delante a la mujer de Bernard-Henri Lévy, filósofo de profesión y comidilla en las tertulias de intelectuales a cuenta del atrevido destape conyugal.
No hace falta comprar una entrada de 185 euros para recrearse en la desnudez de la diva francesa. Ella misma se ha avenido a popularizar su figura en la portada de Paris-Match. De lejos, parece una criatura frágil y adolescente. De cerca, en cambio, se advierten las maniobras propiciatorias del bisturí, sin demérito de unas hechuras que contradicen el paso del tiempo.
Realmente no sabemos cuántos años tiene Arielle Dombasle. Dicen las biografías apócrifas que nació en 1953, aunque su entourage retrasa la fecha del nacimiento amparándose en las evidencias fotogénicas.
Los secretos de la pócima permanecen bajo secreto. Será que el verbo sabio de Lévy (BHL, para los amigos) contiene la frecuencia de las arrugas.
O será que la polifacética actriz francesa dice la verdad cuando describe sus hábitos cotidianos. No come animales muertos ni animales vivos. Duerme ocho horas con rigor académico. Practica siempre que puede dos horas de natación. Consume los dulces de connotaciones patrióticas. Milita con obstinación en el partido de los abstemios. Y recurre cotidianamente a un extracto de Gingko Biloba para mantenerse lúcida y despierta en el escenario de la noche parisina.
Los carteles devocionarios del Crazy Horse la anuncian en las calles y en los quioscos como un reclamo morboso hasta el 18 de febrero. Arielle Dombasle viene a cantar su último disco en plan nostálgico y retrospectivo, aunque la actuación implica un desnudo casi integral con tacones de aguja, guantes de cuero blancos y una cadena de oro en beneficio de la castidad.
«No tuve la menor duda cuando me propusieron desnudarme sobre el escenario», explica Dombasle con orgullo. «Quien sube allí arriba no soy yo, sino una actriz, una cantante, una intérprete, un personaje».
De ahí que haya escogido un apodo psicoanalítico donde mimetizarse. Otras compañeras se transforman voluptuosamente en Lily-la-Pudeur, Kiki Zanzíbar o Nougat Caramel, pero la señora de BHL se reconoce en las hormonas de Dolores Sugar Rose como un probable reflejo de sus orígenes americanos.
Nació por accidente en Hardford, Connecticut. Y vivió su infancia en México bajo la tutela de sus abuelos. Uno desempeñaba el cargo de embajador de Francia con privilegios de virrey. La otra, en cambio, introdujo a Arielle en el mundo del teatro, la danza y la farándula.
Semejantes antecedentes culturales explican que la muchacha decidiera inscribirse en una compañía de danza nada más regresar a París con 18 años. También hizo estudios musicales en el conservatorio y se matriculó en una escuela de arte dramático con vocación cinematográfica.
Eric Rohmer avaló su decisión y le dio un papel. No era la protagonista, pero la oportunidad de trabajar con el maestro de la Nouvelle Vague en el rodaje de Perceval le Gallois (1978) fue el origen propiciatorio de una carrera prolija y versátil que incluye una treintena de filmes.
Suficiente para convertir a Arielle Dombasle en una figura camaleónica, inquieta e impredecible. Bernard-Henri Lévy la condujo al altar mundano de la Costa Azul (1993) con todo el empalago cosmopolita que pueda suponerse, aunque el filósofo no sospechaba entonces que los misterios del cuerpo de platino fueran a democratizarse sobre el templo de la promiscuidad parisina. «Siempre he tenido la impresión de conservar la misma edad. El amor y la seducción duran mucho tiempo. No hay que privarse de ellos», concluye a beneficio propio Arielle Dombasle.
LO DICHO Y HECHO
«Quien sube allí arriba desnuda no soy yo, sino una actriz, una cantante, un personaje»
1953: Arielle Laure Maxime Sonnery de Fromental nace en Hardford, Connecticut. Otras hipótesis sitúan su nacimiento en 1958. 1970: Regresa a París procedente de México. 1978: Eric Rohmer le ofrece su primer papel en Perceval el galo. 1981: Se estrena como realizadora en Chassé-Croisé. 1993: Se casa en segundas nupcias con Henri Lévy. 2000: Inicia su carrera discográfica. 2007: Debuta semidesnuda en el Crazy Horse.