JAVIER GARCIA SANCHEZ
Dudo de si realmente Barcelona fue alguna vez la ciudad de los prodigios, en acepción mendoziana, pero desde luego sí ha sido siempre una urbe pionera en todo lo referente a las así denominadas «vanguardias», lo cual ya lo convertiría en algo adorable para los espíritus inquietos de todas las épocas, que las vanguardias son precisamente eso, algo que puede -y debe- caducar, pero que deja huella indeleble en futuras corrientes artísticas.
La inminente llegada a nuestra ciudad de Brian Eno, uno de los padres y cerebros grises de la música electrónica que viene haciéndose en el último cuarto de siglo y lo que va éste, me ha recordado tal estado de cosas. Será una exposición en el FNAC Triangle, cuya inauguración está prevista para el día 28 de febrero, con asistencia del artista. Su título es 77 Million Paintings, y con toda garantía va a ofrecer a los espectadores una auténtico despiporre de fantasías audiovisuales y, como no, también musicales.No se lo pierdan, que oportunidades como la presente hay muy pocas.
Brian Eno, a quién quizá algunos carrozas despistados recuerden de su paso por Roxy Music -todo el glam y travestido- o de sus posteriores colaboraciones con Robert Fripp, David Bryne (de Talking Heads), Bill Laswell el omnímodo, Harold Budd y otros, se convirtió por derecho propio, y desde mitad de los años setenta, exactamente desde que publicó su Music for Airports. Ambient, en uno de los abanderados de la música electrónica llamada ambient (donde a los profanos les sucede que creen que no pasa nada, pero donde a sus degustadores les ocurre todo lo contrario), y junto a David Toop, Aphex Twin, Moebjus, C.M. Hausswolff, Mark Nelson y alguno más llevaron el ambient directamente a las estrellas.La diferencia de Brian Eno con el resto es que él juega en una división aparte. Quiero decir, cuando los demás van él vuelve.Va cinco pueblos por delante, y hoy una gran cantidad de músicosdesde los étnicos a los indies y poppies, tan bonitos y elegíacoshan bebido, a menudo sin saberlo, del manantial Eno. Eso es lo que tienen los grandes de la música: que siempre son vaguardistas y que todo está en ellos.
Todavía en la actualidad, Barcelona lleva ventaja a Madrid en la soterrada lid por la hegemonía de las vanguardias. Aquí tenemos un Sónar (¿para cuándo Brian Eno como gran figura del Sónar?), un Primavera Sound o un Summercase, aparte de innumerables actuaciones de primera, y en el resto de España, incluida la capital, no.Barcelona, como sucedía en décadas anteriores, vuelve a ser la ciudad imán en la que piensan los creadores lumbreras. Eso es algo de lo que deberíamos aprovecharnos, sobre todo porque en Madrid, por ejemplo, y aunque allí también recalen eventualmente figuras de este ramo- todavía son más de AC/DC. nosotros seguiremos a lo nuestro, haciendo camino. 77 Million Paintings y el gran Brian Eno son una estación más.
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