FERNANDO MAS. Corresponsal
LONDRES. - El cantante Robbie Williams, de 33 años, ha ingresado en una clínica de rehabilitación de Estados Unidos para someterse a un tratamiento que le permita desengancharse de su dependencia de los antidepresivos que tomaba continuamente para poder afrontar el día a día. Su portavoz, Bryony Watts, se limitó a dar la noticia aclarando que las pastillas las tomaba por prescripción médica y advirtiendo que no habrá más comentarios al respecto. Por su parte, claro.
En las últimas semanas, Williams, duramente criticado por los medios británicos por su último trabajo, Rudebox, ha reiterado su intención de desaparecer del mapa y dedicarse a lo que considera realmente importante: él. Tal vez el fracaso comercial de Rudebox ha acelerado su viaje a la clínica de rehabilitación.
El cantante, que ha conseguido éxito tras éxito después de romper con Take That en 1995 y empezar su carrera en solitario, ya tuvo serios problemas con las drogas y el acohol. En una clínica de desintoxicación, curó su dependencia, pero siguió fumando hasta 80 cigarrillos al día, algo que se había prometido dejar.
En una de las últimas entrevistas concedida en el Reino Unido, Robbie Williams rezuma asco y tristeza por todos los poros. En un momento, llega a decir: «Todo lo que quise conseguir lo logré tiempo atrás. No quiero llenar estadios, salir en películas. Ahora se trata de mi vida personal».
No quiere, decía, una relación (su última novia, la modelo Lisa D'Amato, tampoco acalló los rumores sobre su homosexualidad). En esas confesiones, que recogieron algunos medios, afirma: «Hubo un tiempo en que me creí un jodido superman, pero no lo soy».
Una vez más, víctima de sus propios excesos, de su personalidad adictiva, Williams va directo a una clínica. Quizás allí encuentre lo que realmente quiere ser, incluso puede que se descubra. «Es tiempo de cambiar mi visión de las cosas», confesó. ¿A qué se refería? «No me reconozco como soy cuando estoy en el escenario o durante una entrevista en televisión. Lo que veo es un personaje que he creado. Y a ese personaje es al que admira o critica la gente».
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