No hay lugar a dudas. Samuel Eto'o ha resquebrajado el proyecto de Laporta y Rijkaard publicitando a viva voz todas las miserias del vestuario azulgrana. Ya no hay vuelta atrás y las oportunas rectificaciones nocturnas, quizá sirvan esta vez para poco. El camerunés, durante un acto solidario en Vilafranca del Penedès repleto de niños y periodistas, arremetió con violencia contra dos de los grandes pilares del club, el técnico, Frank Rijkaard, al que sin nombrarlo calificó de «mala persona» -a medianoche dijo que no se refería a él- y la gran estrella del equipo, Ronaldinho, a quien le recriminó que hubiera puesto en duda su compromiso con el grupo al no querer disputar los minutos de la basura el domingo contra el Racing. «Perdono, pero no olvido», avisó en un claro mensaje para ambos. Las declaraciones de Eto'o ponen en una situación muy complicada a Joan Laporta. Por mucho que el delantero haya querido evitar a última hora un conflicto con su entrenador, el presidente tendrá que escoger entre su jugador fetiche y el mejor técnico que ha tenido el Barça desde Johan Cruyff. De esa decisión salomónica dependerá que uno u otro abandone el Barcelona al final de esta temporada.
No todo acaba aquí. Por primera vez, un miembro del vestuario denunció públicamente que en el equipo hay una lucha encarnizada entre dos bandos claramente identificados. El primero, «el del presidente», en el que se encuadraría buena parte de los jugadores nacionales como Puyol o Xavi y por supuesto, Samuel Eto'o, dada su consolidada amistad personal con Joan Laporta. El segundo, el del ex vicepresidente Sandro Rosell, con Ronaldinho y Deco como cabezas visibles, y en el que también se integrarían otros brasileños como Motta o Edmilson. En cualquier caso, ni a unos ni a otros les ha gustado un pelo la reacción visceral de Eto'o, que tampoco mantiene amistades consolidadas con sus compañeros desde la marcha de Gerard López, y no entenderían que Frank Rijkaard o el propio club evitaran tomar medidas contundentes contra el camerunés.
Nadie salía ayer de su asombro. A la una de la tarde, Joan Laporta defendía en el Camp Nou a Eto'o rechazando que el delantero se hubiera negado a jugar los últimos cinco minutos contra el Racing, poniendo así el presidente en evidencia al propio Rijkaard, quien la noche del domingo destapó el affaire. Una hora más tarde y ya en Vilafranca, el nueve azulgrana se revelaba y sacaba por fin todo lo que había escondido muy a su pesar durante meses. De poco sirvieron los consejos de Laporta en la noche del lunes, cuando recomendó a Eto'o suavizar la situación cuanto antes. El camerunés fue sincero, consciente de todo lo que decía y poco le importó haber puesto en jaque a toda una institución.
El delantero se negó por la mañana a explicar lo que pasó ante el Racing. «No doy explicaciones a nadie, sólo al club. Rijkaard es el que dijo lo que dijo, y el que tiene que dar explicaciones», se arrancó Eto'o, primero en un tono sereno. A continuación, más crispado, desveló lo que todo el mundo conocía, la existencia de «dos grupos», aliñándolo con referencias ya habituales en su repertorio. «Volveré. He visto y escuchado, pero volveré a marcar goles». Eto'o se fue calentando y, por primera vez, criticó abiertamente a la estrella mimada por Rijkaard, Ronaldinho, blanco de sus iras.
Todo parecía haber acabado aquí. Eto'o se subió a una tarima junto a un grupo de niños para tomarse una foto, pero aún le quedaba munición en el cargador. Sin preguntas de por medio, rodeado de sorprendidos chavales, y con los micrófonos a unos metros de su boca, el camerunés decidió que todo debía quedar bien claro. «¡Yo escucho todo pero no olvido!». Y cargó sucesivamente con saña contra Sandro Rosell, contra Ronaldinho, por segunda vez, y contra su jefe, Frank Rijkaard.
«Salir en una rueda de prensa a decir que Samuel Eto'o se ha negado a jugar es de mala persona». No hacía falta que el nueve pronunciara el nombre del holandés. Hasta los niños que compartían la tenebrosa escena sabían de qué iba la historia.
Pese a su extrañeza inicial, el agente del futbolista, José María Mesalles, que intentó sin éxito cortar la intervención de Eto'o, explicaba unas horas más tarde que estaba de acuerdo con las declaraciones del futbolista, excepto las críticas a Rijkaard. Y eso fue lo que relató más tarde el camerunés, asegurando que no tenía ningún problema con el entrenador.
Pese a todo, difícil será que su gran valedor en el club, Joan Laporta, vuelva a defenderle públicamente. Le ha dejado con las vergüenzas al aire. Y en el caso de que así fuera, Rijkaard podría optar por dar un portazo ante lo que consideraría una falta de respeto a su persona.
La versión oficial habla de que el tema queda ahora en manos del propio Rijkaard y del secretario técnico, Txiki Begiristain, que mantendrán este mediodía una reunión en el Camp Nou después del entrenamiento matutino, programado para las 10.30 horas. «La directiva no intervendrá», señalaron fuentes del club a este diario. En cualquier caso, parece poco probable que Laporta no actúe directamente en el asunto dada la dureza de las palabras de Eto'o.
LOS DARDOS DEL CAMERUNÉS
F. Rijkaard
«Salir en una rueda de prensa y decir que yo me he negado a jugar es de mala persona... Siempre cumplo y me voy con la cabeza alta. Todo lo que ha pasado se lo preguntáis a Frank Rijkaard. Si salgo y hablo, la gente verá lo que va a pasar».
Ronaldinho
«Si un compañero dice que hay que pensar en el grupo, hay que hacerlo, y el primero, él. Eso es lo único que me ha molestado. Siempre me he entrenado con mis compañeros, con golpes y todo... Yo perdono, pero no me olvido de nada, volveré».
S. Rosell
«A ver si alguien tiene los huevos de decirme las cosas a la cara. Cuando fue mi jefe ni me saludaba. Eso es de mala persona, y ahora viene por detrás a darme palos. Aquí hay una guerra de dos grupos, uno es del presidente y otro el de otra persona».
