Samuel Eto'o, lejos de convocar una rueda de prensa para disculparse o, al menos, hacer las rectificaciones necesarias a sus incendiaras palabras de la mañana de ayer, decidió que el lugar idóneo para redimirse era un plató radiofónico. El camerunés intentó esquivar el conflicto con el técnico, Frank Rijkaard, aunque reincidió en las duras críticas a Ronaldinho.
«Rijkaard y yo no tenemos ningún problema. No voy a juzgar a mi entrenador. Es mentira que le haya llamado mala persona. Eso lo interpreta gente que le gusta la polémica. De Rijkaard no voy a opinar, el míster puede decir siempre lo que le dé la gana. El jefe siempre tiene razón. No le reprocho nada», relató Eto'o, quien no considera necesario reunirse con Rijkaard.
El camerunés explicó que en la mañana de ayer únicamente se limitó a responder «lo que alguien había dicho sobre mí». Se refería, por supuesto, a Ronaldinho, que el domingo había puesto en duda su compromiso con el grupo. «Si hemos entrenado 300 veces, yo he estado siempre ahí. Todo por el bien de todos. No puedes tirar mierda a un compañero. Eso no lo acepto. Es de mal compañero y de mala persona», dijo Eto'o, que negó que haya abierto una grave crisis en el vestuario. «No soy tan tonto como parezco. Yo no he abierto ningún frente. Sólo he contestado», comentó en declaraciones a la Ser.
También, y pese a que por la mañana había asegurado que sólo explicaría las razones de su desplante ante el Racing al club, Eto'o aportó por fin su versión.
Bicicleta.
«Cada día tengo que hacer bicicleta entre 10 y 15 minutos. Pero con la lesión que he tenido, para estar bien en un partido, debo calentar como mínimo 15 minutos». Según el camerunés, y como ya explicó Laporta, no salió al terreno de juego porque consideraba que no había calentado lo suficiente.
Eto'o intentó anoche calmar un posible enfrentamiento con Rijkaard, pero volvió a azuzar a Ronaldinho. La supuesta buena armonía saltó ayer por los aires, evidenciando que existe una guerra de egos y un vestuario dividido. La frase de Ronaldinho tras el desplante del camerunés a Rijkaard el domingo, cuando se negó a saltar al césped -«siempre hay que pensar lo que es mejor para el grupo»-, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
El delantero camerunés devolvió en la mañana de ayer el golpe, clamando que «si un compañero dice que hay que pensar en el grupo, hay que hacerlo, y el primero, él». «Tienen que pensar que yo siempre he entrenado con mis compañeros, con golpes y todo. Siempre he cumplido con los compañeros y por eso voy con la cabeza alta», añadió, en lo que fue una alusión incontestable a la poca querencia del jugador brasileño por entrenarse y a su retraso en el regreso de las últimas vacaciones de Navidad.
El pasado enero, Rijkaard se esforzó por quitar hierro al asunto, evitó multar a los futbolistas y decidió creerse al pie de la letra la versión de la pérdida de las conexiones aéreas por parte de Márquez, de Deco y del propio Ronaldinho.
El 10 azulgrana siempre ha sido considerado como el principal argumento de Sandro Rosell, el que fue director deportivo del Barça durante el primer año y medio del laportismo antes de caer en desgracia, a la hora de reclamar su paternidad sobre una plantilla campeona. Sus trifulcas mediáticas con Laporta -según Eto'o, el principal valedor de su fichaje- han sido constantes y tal vez por eso el camerunés atacó al ex directivo de Nike. «Cuando era mi jefe, ni me saludaba, y ahora viene por detrás a darme palos. Eso es de mala persona, si tiene huevos que me lo diga a la cara», clamó Eto'o.
Rosell concedió ayer una entrevista a la emisora Rac-1 en la que afirmaba no sentirse aludido por las críticas -«yo siempre le saludaba», aseguró- y mostró su sorpresa ante lo que considera un «ataque frontal» del profesional camerunés.
Eto'o y Ronaldinho han sido utilizados hasta la saciedad por sus respectivos padrinos, y el futuro de lo que fue una idílica relación se presenta muy incierto.