REAL MADRID 73
ALBA BERLIN 57
PALACIO VISTALEGRE. 6.000 ESPECTADORES.
R. López (15)
Bullock (3)
Milic (4)
Hervelle (5)
Sekulic (12)
F. Reyes (7)
Ch. Smith (12)
Tomas (9)
Tunceri (4)
Sonseca (2)
J. Martín (-)
s.c.
Nguema (-) s.c.
Avery (11)
Herber (7)
Archibong (3)
Ford (5)
Owens (5)
Simon (12)
Canak (5)
Boumtje (3)
Fassler (3)
Stanojevic (3)
Arbitro: Koukoulekiidas, Castano y Viator
Eliminados: No hubo.
Partido de ida: Alba Berlín 65 Real Madrid 74.
MADRID.- El viento del Sur siguió sacudiendo en el rostro del Madrid, con sus errores en los lanzamientos -falló 17 de los primeros 21-, las pérdidas de balón, la dirección de juego errática y marcadores de asombro. El viento se trajo Málaga a la capital y puso la frustración de la Copa del Rey sobre la promesa de la ULEB; trajo el susto, la incredulidad, el asombro, la amenaza, el cansancio y el recuerdo del peor día de la era Joan Plaza. El técnico mandó parar.
Minuto 12, 12-24 como resultado, y el favorito virtualmente fuera de la competición europea de segunda, la que lustra con su nombre. De Berlín, el equipo blanco se había traído nueve puntos de ventaja. El físico y endeble Alba dominaba incluso el rebote; Plaza solicitó un tiempo muerto y cambió su conjunto. Se levantó y dio sus primeros pasos, con la cautela de quien vuelve a andar y la determinación de quien recuerda qué bonito fue. Marko Tomas colocó nueve puntos, Sekulic cuatro y Raúl López hizo un triple, sí, un triple. Así, se aupó al 28-29, pero dejó marchar la primera parte sin saber qué supone dominar. Logró su primera ventaja con un triple, otro, ahora de Hervelle (43-40). La tranquilidad aún demandaría algunos minutos, y se consumaría con el final del tercer cuarto (51-48).
El último parcial sería un tiempo para reconstruir el tejido nervioso, recuperar el tacto y la visión de futuro. Raúl López se había reivindicado ya antes, con tres aciertos en el triple, y el conjunto en bloque se animó con el crecer del segundero, «con actitud, deseo y orgullo», según el resumen del entrenador local.
El sábado regresará al lugar de los hechos, Málaga, para enfrentarse al Unicaja, y en adelante tendrá que centrar esfuerzos en Europa. El sorteo le empujó a un camino tortuoso hacia la final de la ULEB, aunque le merece la pena, pues el título supone la manera sencilla de clasificarse para la Euroliga la próxima temporada, un objetivo prioritario de la sección.
En cuartos, le asalta el Estrella Rojo, en cuya cancha cayó el Madrid en la primera fase, bajo una lluvia indeseable de violencia. La ida se jugará el 27 de febrero, Hamilton probablemente estará entonces disponible y Mumbrú, en capilla. Quedarán atrás las lesiones y un récord, que dice Plaza: «Somos el único equipo del mundo que ha jugado cuatro partidos en cinco días».