La gran polémica que ha generado esta subida de tarifas, especialmente con el incremento del 25% en el precio del establecimiento de llamada, que pasará de 12 a 15 céntimos, y el enfado de un creciente colectivo de usuarios comienza a notarse en las cifras de Yoigo. El cuarto operador, controlado por la sueca TeliaSonera, salió al mercado el 1 de diciembre y su ritmo de captación de clientes avanzaba según las previsiones. El 15 de enero contaba ya con 54.000 abonados a su servicio, pero el ritmo de captación se ha acelerado desde que estalló la polémica por los cambios tarifarios que iban a aplicar los tres operadores tradicionales para adaptarse a la nueva Ley de Protección del Consumidor.

El efecto huida de los clientes más descontentos ha disparado la base de clientes de Yoigo, que ha crecido un 30% a lo largo de la primera quincena de febrero frente al mismo periodo del mes anterior. Sin embargo, este efecto huida se notará de forma más acusada a partir del 1 de marzo, día en que los clientes descontentos podrían empezar a romper sus contratos con las compañías.

Según los datos presentados ayer por Andsjo en el marco del Congreso de Telefonía Móvil que se celebra esta semana en Barcelona, Yoigo cuenta ya con 78.512 clientes y ha conseguido que 1.000 personas al día soliciten el alta en sus servicios. Una parte de estos clientes, cuyo porcentaje no precisó Andsjo, ha elegido Yoigo tras abandonar a su operador tradicional. «La nueva Ley de Protección al Consumidor nos ha beneficiado claramente», afirmó, para después acusar a Movistar, Vodafone y Orange de cambiar sus tarifas con el «objetivo de confundir al cliente y dificultar la comparativa de precios».

«El único objetivo es que el cliente no tenga una clara visión de lo que realmente paga», prosiguió su andanada y criticó a las compañías por aprovechar la nueva ley para «no buscar el efecto neutro» sino subir las tarifas entre un 10% y un 20%. Frente a ellos, Yoigo se ha posicionado con las tarifas más económicas y fáciles de entender.

Según Angel García Altozano, mano derecha de Florentino Pérez y presidente de Yoigo en virtud de la participación que mantiene ACS, la nueva ley, que prohíbe el redondeo, supondrá para el nuevo operador una merma de ingresos del 15%, que espera compensar con el mayor ritmo de captación de clientes y más consumo telefónico.

Según los datos elaborados por la propia Yoigo (ver gráfico adjunto), a partir del 1 de enero, los clientes de contrato del cuarto operador pagarán una media de 12 céntimos por minuto, frente a los 24 que pagarán los clientes de Orange, los 21 de Movistar y los 18 de Vodafone.

Los responsables de Yoigo hicieron hincapié en que con la fuerte subida del precio del establecimiento de llamada, hasta 15 céntimos, los operadores tradicionales están penalizando las llamadas más cortas, ya que más del 50% de las llamadas que se realizan duran menos de 45 segundos. Con respecto al supuesto pacto de precios entre los tres operadores tradicionales en el establecimiento de llamada, que será investigado por Economía, los responsables de Yoigo afirmaron que creen que éstos no han incurrido en esta práctica anticompetitiva.

Las duras críticas vertidas por la mañana por Yoigo no tardaron en obtener respuesta de uno de sus competidores, Vodafone, que desde su stand en el congreso de Barcelona afirmó que las tarifas de Yoigo no son las más baratas. Fuentes oficiales del grupo señalaron que según los últimos datos de la CMT, el precio medio ponderado de las tarifas de Vodafone es de 15 céntimos por minuto, mientras que un cliente de Yoigo «si habla un minuto paga 24 céntimos; si habla dos, 18 céntimos; si habla tres, 16 y a los cuatro minutos igualaría el precio de Vodafone, de 15 céntimos».

Estas fuentes dijeron que Yoigo sólo es más barato que Vodafone en llamadas de menos de 15 segundos y de más de cuatro minutos y rechazaron el sistema utilizado por el cuarto operador para realizar la comparativa de precios en las que ayer basó sus críticas. Otras fuentes del sector, además, dudaron de que el aumento de clientes de Yoigo se deba a la subida de tarifas, cuyo impacto, de haberlo, se notaría en los próximos meses, pero no ahora.