Miércoles, 14 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6268.
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 MADRID
Sucesos
Muerto en la madrugada por un bolso
Un joven se mató en Coslada y otros dos resultaron heridos graves cuando huían de la Policía tras robar a una mujer en el Paseo de la Habana
PABLO HERRAIZ

Por lo que llevaban en los bolsillos, se sabe que Salvador, Beatriz y Francisco eran toxicómanos. Cada uno tenía su pipa de latón, papel de plata con restos de droga, cuchillos. Todo lo necesario para fumarse un chino de vez en cuando. O quizá a diario. Después de la persecución de la madrugada de ayer, Francisco está muerto. Tenía 22 años. Sus dos compañeros de viaje, graves en el hospital. Y todo por un bolso.

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Los tres desafortunados, probablemente atrapados en el mono de la heroína o la cocaína, con los pulmones desechos y su vida en el vertedero, decidieron robar un bolso. Salvador, de 42 años, conducía la furgoneta Mercedes Vito de su mujer. Era la una de la mañana.

Debía de hacerlo habitualmente para cometer sus robos, lo justo para comprar la dosis diaria. Le había puesto cinta aislante negra en la matrícula, un método cutre para que la placa pareciera de otro coche en caso de que la Policía los fichara desde lejos. Desde lejos, porque de cerca se notaba mucho la chapuza.

Los tres estaban en el Paseo de la Habana, cerca del Bernabéu, cuando robaron el bolso. Un delito menor, pero les costó carísimo. Los presuntos delincuentes huyeron en la furgoneta, pero en la glorieta de López de Hoyos la Policía Municipal localizó la furgoneta blanca que conducía Salvador y les dio el alto.

Ellos, con la desesperación de querer seguir libres (Francisco acababa de salir de la prisión de Soto del Real) arrancaron a toda velocidad. La carrera continuó por el distrito de Chamartín, con la Policía pisándoles los talones. Se saltaban semáforos en rojo, se metieron por prohibidas... Desde López de Hoyos llegaron a la calle de Quintiliano, después a Zabaleta y Cartagena, y de ahí a Clara del Rey.

A toda prisa, salieron a Avenida de América, buscando una salida a la carretera. Salieron, pero la Policía seguía tras ellos. Desde la vía de servicio de la A-2, se metieron por Arturo Soria, salieron de nuevo a la A-2, de ahí a Josefa Valcárcel, otra vez a la A-2, tomaron la salida de los recintos feriales y nuevamente Josefa Valcárcel.

Desde esta calle alcanzaron Gutiérrez Canales, Hilario Peñasco, por la que se metieron en dirección contraria, otra vez Josefa Valcárcel, el último tramo de la calle de Alcalá... Y la calle de la Raza, donde tiraron el bolso que más tarde les costaría una tragedia. La Policía lo encontró en un jardín.

Dieron vueltas y más vueltas, pero la Policía seguía detrás de ellos. Muchos volantazos e imprudencias, pero no se zafaban de sus perseguidores. Finalmente, Salvador enfiló la carretera de Barcelona por la vía de servicio. A lo loco, condujo hasta el kilómetro 15, una salida de Coslada. Se acercaba el final de su huida. Después de tomar la calle de Miguel Peña, que entra hacia Coslada, llegaron a la avenida de San Pablo. Allí acabó todo. Un par de curvas peligrosas, exceso de velocidad, una columna de hormigón. Se estamparon contra el pilar de una pasarela peatonal. La furgoneta quedó hecha un acordeón.

Francisco murió en el acto, víctima de un traumatismo craneoencefálico severísimo. Sus compañeros sufrieron contusiones y fracturas por todo el cuerpo. Los Bomberos de la Comunidad de Madrid tuvieron que rescatarlos y el Summa los llevó al Hospital de la Princesa en estado grave, según informó un portavoz de Emergencias 112.

Un policía local resultó herido leve, ya que en la persecución participaron cinco coches patrulla de este municipio. Uno de ellos también sufrió daños, según fuentes de la Policía Local de Coslada.

Francisco y Salvador tenían antecedentes; Beatriz, no. Ahora uno está muerto y los otros graves. En el bolso sólo había maquillaje, dinero suelto y un reproductor MP3.

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