SILVIA GRIJALBA
Después de una era en la que lo caro tenía que ser sofisticado, con envoltorios lujosos y lo más artificial posible, queda claro en casi todos los aspectos que lo natural empieza a ser el lujo auténtico. Uno de los apartados de la vida donde más fuerte está pegando esta vuelta a una naturaleza digamos domesticada es en la cosmética.
La cosa empezó con las cremas del doctor tal o cual (Sebagh o Haushka) que recuperaban ese aspecto de las medicinas de toda la vida, envueltas en paquetes caseros, papel de estraza y botes como de botica de la abuela. De repente, marcas como Kielhs (calle de Fuencarral, 37) o tratamientos basados en el vino, el aceite de oliva o el chocolate eran el colmo de la sofisticación y la máxima de Mies van der Rohe se transformaba en «menos elegante es más lujoso».
Pero ya, dándole la vuelta a la cuestión, en plan súper radical, lo que empieza a ponerse de moda entre la modernidad de la vanguardia cosmética son los remedios de la abuela, directamente, sin más rollo. Las revistas de tendencias extranjeras recuperan la abéñula, el jabón lagarto (dicen que el mejor para lavarse el cuerpo y la cara...) y el aceite de Oliva, además de otros productos de siempre como el aceite de roseta (como hidratante), el árbol de té (para los granitos y espinillas), la arcilla (mascarilla purificante) o la caléndula para irritaciones. Todo esto, además de los productos del Dr. Haushka o de Welleda se pueden encontrar en herbolarios como el Ecocentro (Calle de Esquilache, 4) o La Despensa ecológica (Manuela Malasaña, 28).
Las cremas del doctor Haushka (que también están en perfumerías como la Barfumeria de Conde de Aranda, 4) son la parte más sofisticada, con tratamientos integrales y muy específicos. Pero también está muy de moda lo de aplicar cremas que en teoría son para otra cosa en tratamientos faciales. El caso más famoso es el de Strivectrin, que se suponía que era una crema para las estrías y es la antiarrugas y contorno de ojos que más se vende en Estados Unidos (aquí se encuentra en Sephora). Pero también se ha puesto de moda la crema Nivea, sí, la que nos ponía nuestra madre en la playa, la del tarro azul, como mascarilla hidratante de pelo o una crema para las hemorroides (no la menciono porque no está claro que no sea perjudicial su uso en otras partes del cuerpo) que muchas modelos usan para erradicar las bolsas de los ojos, que también hacen sufrir en silencio...
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