Junto al presidente Evo Morales, este ex campesino cocalero protagonizó bloqueos, marchas, huelgas de hambre y choques con el Ejército antinarcóticos en Bolivia. Le encarcelaron tres veces las fuerzas que ahora están bajo su mando. Felipe Cáceres es el zar antidroga. El presidente de EEUU, George Bush, lo mira con recelo.
Pregunta.- ¿Se acabó la Ley Antinarcóticos 1.008?
Respuesta.- Esa ley llegó hace 19 años de Estados Unidos, redactada en inglés, y cumplió su ciclo, porque no es realista. Declara ilegal la hoja de coca, según su zona de producción. Dice que en los Yungas de La Paz y Yungas de Vandiola el cultivo es «tradicional» y allí reconoce 12.000 hectáreas, pero llama «excedentario» o ilegal al resto y eso no se ajusta a la verdad. Además, es una ley draconiana, por encima de nuestra Constitución. Basta una simple denuncia para que detengan al cocalero y las penas son elevadísimas. Por eso, Cancillería la está modificando.
P.- Evo Morales quiere ampliar hasta 20.000 hectáreas los cultivos.
R.- El presidente sabe, por su vivencia como cocalero, que en las seis Federaciones del Trópico de Cochabamba (que todavía preside) jamás se reconoció al productor ni a la hoja de coca. Estados Unidos nunca aceptó el convenio de 2004, firmado entre el ex presidente Mesa y los productores, que permitió 3.200 hectáreas en el trópico, sumados a las 12.000 hectáreas de la ley. Pero ahora vamos a registrar en Cochabamba a 47.000 compañeros afiliados, con un cato de coca para cada uno (160 metros cuadrados). Es decir, 7.500 hectáreas, de las que 3.200 ya se reconocieron indirectamente. Así que el presidente aumentó 4.000 hectáreas, que la gente cultiva por supervivencia y que queremos que se conviertan en té, harinas, medicinas. La nueva política es industrializar la hoja de coca y dignificar a sus productores.
P.- ¿Le preocupa la no ampliación de las preferencias arancelarias con Estados Unidos al no cumplir sus expectativas?
R.- Gracias a Dios, los senadores demócratas están en el Parlamento, y uno de ellos ha afirmado que el APTDEA (Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de la Droga) es una humillación a los países andinos. Cierto. El APTDEA es un chantaje total de Estados Unidos, es indignante.
P.- Proponen el autocontrol de los cocaleros. ¿Es ingenuo?
R.- Sin violencia se puede acabar con la coca destinada al tráfico ilegal. En 2006, erradicamos 5.070 hectáreas sin violar los Derechos Humanos. Si el compañero planta más de su cato permitido, se le amonesta y se erradica lo que sobra. Si vuelve a plantar, pierde el derecho al cato. Si insiste, y si hay pozas de maceración en su terreno, su tierra será revertida al Estado.
P.- ¿Qué ocurre en el parque Carrasco? Allí no hubo acuerdos y sí dos campesinos muertos.
R.- Algunos compañeros que se acogen a que una parte dentro del parque es de cultivo tradicional, nos hacen quedar mal como Gobierno. En 2002, había 100 hectáreas, reconocidas en la ley. Ahora, se multiplican por siete y los cocaleros afiliados, por 10. No son campesinos tradicionales. Hemos encontrado 34 pozas de maceración y una casa con 40 pares de botas al estilo de las FARC de Colombia. Se tiene un informe extraoficial de que hay colombianos allí para incrementar el narcotráfico.
P.- Bolivia parece un país de tránsito fácil para la cocaína.
R.- Sí, es nuestra debilidad. Casi el 60% de la cocaína decomisada es droga peruana y colombiana en tránsito. El propósito es vigilar nuestras fronteras.