CARLOS FRESNEDA. Corresponsal
NUEVA YORK.-
Un joven de 18 años entró armado con una escopeta y una pistola en un centro comercial de Utah y la emprendió a tiros contra decenas de compradores. Cinco de ellos murieron en el acto, y otros cuatro estaban ayer en estado crítico. La policía disparó contra el agresor, Sulejmen Talovic, la sexta víctima del tiroteo.
También el lunes, en Filadelfia, un hombre armado con un fusil de asalto AK-47 irrumpió en las oficinas de unos viejos astilleros y acabó con la vida de tres personas en una disputa por dinero. El agresor se suicidó después de un disparo.
La policía de Utah justificó entre tanto su acción fulminante en el centro comercial Trolley Square de Salt Lake City. Las fuerzas de asalto acorralaron al joven Talovic, le pidieron que entregara el arma y dispararon sin contemplaciones cuando se negó a hacerlo.
«Estaba determinando a matar a mucha gente», afirmó el jefe de Policía Chris Burnbank. «Nuestra intervención impidió que hubiera más víctimas». Entre los fallecidos había una niña de 15 años. Dos mujeres de 28 y dos hombres de 24 y 52 años murieron también en el acto.
Marie Smith, directora de una tienda que está a la entrada del centro, vio cómo el joven disparaba por la espalda a una mujer. «Parecía un tipo normal», declaró a la agencia AP. «Tenía una expresión tranquila. Llevaba el arma bajo la gabarnadina, y no daba la impresión de que fuera a disparar».
Matt Lund, que estaba visitando a su mujer Barbara, empleada en una tienda para niños en el centro comercial, vio también de lejos los disparos y se escondió con otras tres personas en un almacén.
El estrépito inicial causado por los disparos dejó paso a un inquietante silencio, interrumpido por los gritos de la policía. Lund escuchó el desenlace desde sus escóndite. «Dijeron: «¡Policía, baje el arma!» Y justo después escuchamos una tremenda descarga de fuego. Era difícil de creer».
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