No hay verdad que no haya sido perseguida al nacer (Voltaire)
CATALUNYA
EL APUNTE
La obsesión de siempre
ALEX SALMON
El mismo cuento desde hace muchos años. Defender el catalán es defender Cataluña. Apoyar al castellano es ser español. La defensa de las esencias catalanas o el resguardo de los valores españoles está muy bien para los nacionalistas. Pero de lo que se trata en este caso es de otra cosa. Se trata de las lenguas como exponentes de cultura e inteligencia. Cuando Ernest Maragall se salta lo políticamente correcto y declara en la entrevista de ayer en EL MUNDO que «la inmersión lingüística no es necesaria en algunas zonas de Cataluña» lo dice desde la certeza de que en algunos lugares es necesario aplicarla, por el desconocimiento de la lengua catalana, y en otros no, por la ignorancia de la castellana.Y nada más. El conseller de Educació sólo explica una realidad y es el «caballo de Troya del españolismo» como denunció ayer CiU. Sonaron anticuadas las palabras de Felip Puig cuando tuvo que rebuscar en la historia del abuelo de Maragall y su Adéu Espanya! Las cosas son más sencillas. Aunque sea difícil, si unos y otros analizaran las lenguas desde el espacio de la excelencia cultural, los problemas desaparecerían.